Al acercarse el final de este mes, se
hace presente la nostalgia cuando evocamos el tránsito de la gran Servidora y
Discípula del Divino Maestro, que tendiera sus alas a la inmensidad del espacio
infinito, un 31 de Julio de 1965.
Sus escritos, volcados en las páginas de las Obras que psicografiara tomándolos
de las inmarcesibles fuentes de la Luz Eterna, poseen el sello de la
inmortalidad, como atributo del ser que los plasmó en el silencio fecundo de una
vida humilde, pero asimismo, muy poderosa en su manifestación para iluminar las
conciencias de los seres.
Transcurrido un poco más de medio siglo desde la primera aparición de “Arpas
Eternas”, comprobamos con indecible alegría espiritual, que las Obras editadas
por Fraternidad Cristiana Universal, son consideradas como “clásicos” por los
lectores que gustan incursionar en los temas derivados de la Ciencia Espiritual
más elevada.
Sus sublimes enseñanzas, van extendiendo los sutiles velos blancos de la Paz y
del Amor fraternal por vastas regiones y pueblos de la Tierra, llevando las
aguas de vida eterna
que sus páginas brindan generosas, para dar de beber a los seres sedientos del
Conocimiento Superior que ilumine sus
almas, llevándolas a la plétora de la perfección en la Luz.
Las Obras abren el sendero siempre renovado para que el ser humano, al
transitarlo, encuentre respuestas a sus interrogantes más acuciantes:
¿Por qué existe la vida y no simplemente la
“nada”?. ¿Cómo y de dónde surgió este colosal Universo que se expande en un
espacio-tiempo infinito? ¿Cuál es la causa de ser humanos que han tomado
conciencia de sí mismos y, por ende, de la extrema complejidad de la vida,
preguntándose cuál es su posición dentro del orden cósmico y sobre su destino?
¡Grandes y profundas inquietudes que se presentan a cada persona, cuando el
Íntimo comienza a desarrollar y expandir su
conciencia!
Pero este recordatorio-homenaje a la memoria de Josefa Rosalía Luque Álvarez –
nuestra inolvidable Mamina – lo concretaremos en el escrito “La Última Alianza”,
que es el gran Mensaje que abre la lectura de “Llave de Oro-Siete Portales”,
donde el pensamiento Crístico fuera plasmado un día 28 de Marzo del año 1938, en
los solemnes instantes de la fundamentación de Fraternidad Cristiana Universal.
Estando esta Obra editada como libro y, asimismo, en edición virtual en la Web
de F.C.U. al alcance de todos, reproduciremos solamente los párrafos más
sobresalientes, para dejar marcada la tremenda importancia de este Mensaje. Hoy,
transcurridos poco más de sesenta y ocho años en que fuera vertido al papel, el
mismo mantiene plenamente su impronta, llegando a lo más profundo de nuestras
conciencias: “Paz, esperanza y amor”.
¡Ni aun Yo, soy dueño de sustraerme a la profunda conmoción de estos momentos
solemnes en que siete millones de espíritus nos unimos en una sola vibración de
amor, en una misma onda de energía, en una inmensa llamarada de luz!
Es mi alianza postrera con la humanidad
terrestre que congrega en esta hora a los Setenta Mesías compañeros de evolución
y a los siete millones de espíritus que cooperan con ellos desde inmensas edades
en el progreso de los mundos que les fueron encomendados.
¡La última alianza!... ¡palabra solemne
que conmueve hasta la más íntima fibra de mi ser!
La última alianza con la humanidad de esta Tierra que ha bebido tantas veces mi
sangre y ha escuchado los cantos de mi amor inmortal”.
* * *
“Mientras las humanidades de estos mundos se
agitan en espantosas convulsiones de crimen y de
locura, escasos grupos de verdaderos ungidos de la fraternidad y
del amor, forman parte del magnífico concierto formado por las grandes
Inteligencias impulsoras de universos y de mundos.”
* * *
“Por eso os digo también que la Obra, Institución o Escuela que hoy
fundamentamos la bautizo con el nombre de Fraternidad Cristiana Universal porque
queda unida desde estos momentos al concierto
grandioso de una nueva evolución en doscientos globos de este universo visible
desde la Tierra”.
* * *
“Aquí dejo pues un suave y consolador “hasta luego” para aliento de vuestra
esperanza y compensación de vuestro amor que debe encontrarme en el fondo de
vuestro íntimo ser cada vez que me llaméis con vuestro pensamiento.
¡Paz, Esperanza y Amor!
Yo, el Cristo.
¿Qué se puede decir después de leer y releer este Mensaje fundacional de nuestra
amada Fraternidad Cristiana Universal?
El Cristo es el Verbo de Dios, y Su Palabra es siempre justa y verdadera.
Cuando manifiesta que es ésta la última alianza con la humanidad de esta Tierra,
dice claramente que no habrá ninguna otra más en
el futuro.
Permitidme una burda comparación: es algo así
como el último tren que pasa por las estaciones para que suban al mismo, los
últimos pasajeros de la jornada. El que no sube a ese tren queda rezagado
esperando algún otro que no vendrá quién sabe por cuanto tiempo y por cuál
ramal…..
Esta es la inmensa responsabilidad que nos incumbe a los hermanos que formamos
en las filas de F.C.U.- Y es
el legado de infinito amor que Mamina ha puesto en nuestras manos para hacerlo
fructificar en obras del pensamiento, de la palabra y de la acción.
Fraternidad Cristiana Universal busca con
decidido empeño y con grande amor y comprensión a las almas dispuestas a
trabajar para su propia victoria espiritual, cuál es la
liberación o redención, y
asimismo para las demás almas de los hermanos de la humanidad que – en su
libertad de conciencia – quieran seguir las huellas del Gran Misionero del Amor.
Todo esfuerzo en esta tarea es, para el cumplimiento de esta verdadera misión,
un aporte más que, sumado al de todos los demás, conseguirá los frutos que
nuestros Guías anhelan: almas, almas y almas, entrando a los Portales del Templo
Espiritual del Cristo, que es Luz y Vida perdurable.
Por esta causa, me he permitido escribir estas modestas líneas, con el fin de
que sean recordatorio, acicate y fortaleza para todos y cada uno de mis amados
hermanos de F.C.U.
No hay mejor presente para la grandiosa epopeya de esa gran alma que animó a la
personalidad de Mamina, que seguir firmemente las sublimes enseñanzas que
dimanan como un torrente de luz inextinguible, de las inmortales páginas de sus
Obras.
Por eso, aunque densas tinieblas cubran este mundo, aunque todo parezca
derrumbarse a nuestro alrededor, nosotros sigamos sin inmutarnos con la Antorcha
de Luz inmarcesible que el Divino Maestro ha puesto en nuestras manos por medio
de las Obras.
Tomemos unos párrafos de “Las siete virtudes de
la vida perfecta”, tema desarrollado en “Cumbres y Llanuras”, cap.: “El
Huerto de Juan florece”:
Cuarta virtud: Perseverancia: en
el sendero elegido, no obstante las opiniones diversas del mundo.
“El que pone la mano en el
arado y vuelve la cabeza atrás, no es apto para el Reino de los Cielos”,
decía el Divino Maestro.
La corona del
triunfo no la conquista el que comienza bien, sino el que termina bien el viaje
de la vida planetaria”.
Por eso, queridos hermanos, sigamos con la mirada siempre puesta a lo más alto
del Sagrado Monte de la Libertad, donde brilla rutilante la Estrella del Cristo,
aquella que los tres grandes Iniciados del Oriente siguieron hasta llegar a Su
cuna……
Y no volvamos jamás la cabeza atrás, para mirar en algo la corrupción del mundo,
como hizo la mujer de Lot y por eso pereció…..
La ruidosa algazara de las
turbas
Que viven del festín,
Es hastío y cansancio para el alma,
Que de otra vida comenzó a vivir.
Por eso dije: “¡Bienaventurados
Los que viven con limpio corazón
Y los que buscan la justicia ansiosos
Del reino del amor.
Y dije más: “Oh, bienaventurados
Los que sienten tan honda la piedad
Que les hace olvidarse de sí mismos
Y pensar en los demás!”
¿No eres dichosa ayudando al débil
A soportar su cruz?
¿Y no sientes internas alegrías
Cuando alumbras a otros con tu Luz?
¿No te apasiona hasta el delirio, dime,
De tus ternuras derramar la miel
Y beber hasta el fondo de la copa
Toda... toda la hiel?
Todo esto te dice a grandes voces,
¿No lo oyes, mujer?...
Que vas sobre mis huellas, y a mi lado
Encuentras alegría en padecer.
¿Quién comprende en la Tierra los poemas
Silenciosos y heroicos del amor?
¡ Sólo aquel que posee los tesoros
Del reinado de Dios.
No son míos, mujer, ¡Oh!, no son míos
Los que pasan de largo sin mirar
Al hermano caído en el camino
Sin poder levantar.
No son míos aquellos que no viven
Sino para el festín...
¿No dije Yo que para dos señores
No se puede servir?
Los que buscan la Tierra son de tierra,
Los que buscan el Cielo son de luz;
Los placeres mezquinos son orugas…
¡Son estrellas las rosas de mi cruz!
Fragmentos de “El Poema de mis sueños”
Diálogo del alma con el Cristo.-
Josefa Rosalía Luque Álvarez
1893 - 1965
Hermanos, gracias por vuestra comprensión a los que leáis estas líneas dedicadas
con amor del corazón, a la Obra de Fraternidad Cristiana Universal y a la Última
Alianza con el Maestro Guía e Instructor nuestro y a nuestra querida y siempre
presente Mamina, cuyo manto de luz nos cubre en las andaduras por este mundo.
¡Un especial saludo y deseo del mayor éxito para los participantes del Retiro y
Seminario 2006 que en estos días se realiza en Madrid, España!
Para todos, un fortísimo abrazo fraternal.-
Carlosalejandro.-