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Para Ti (Manuscritos completos de
Dª Josefa Rosalía Luque Álvarez)

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ARPAS ETERNAS
CUMBRES Y LLANURAS
5 Tomos

Autora:
Josefa Rosalía Luque Álvarez
(Hilarión de Monte Nebo)

 


ISBN:
84-933384-1-9
ARPAS ETERNAS.  3 Tomos.   Autora: Josefa Rosalia Luque Alvarez (Hilarion de Monte Nebo).
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ISBN: 84-933384-2-7

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ISBN: 84-93384-3-5

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ISBN: 978-84-933782-2-6

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ISBN: 978-84-933782-3-3

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Inútil perecería un nuevo relato biográfico del gran Maestro Nazareno, después que durante diecinueve siglos se han escrito tantos y aún siguen escribiéndose sin interrupción.
Mas, Jesús de Nazareth, encarnación del Cristo, no es propiedad exclusiva de ninguna tendencia ideológica, sino que nos pertenece a todos los que le reconocemos como al Mensajero de la Verdad Eterna.
El amor que irradió en torno suyo el genial soñador con la fraternidad humana, le creó un vasto círculo de amadores fervientes, de perseverantes discípulos, que siglo tras siglo han aportado el valioso concurso de sus investigaciones, de su interpretación basada en una lógica austera, y finalmente, de las internas visiones de sus almas más o menos capaces de comprender la gran personalidad del Enviado por la Eterna Ley, como Instructor y Guía de la humanidad terrestre.
Yo, como uno de tantos, aporto también mi vaso de agua al claro manantial de una vida excelsa, de la cual tanto se ha escrito y sobre la cual hubo en todos los tiempos, tan grandes divergencias, que las inteligencias observadoras y analíticas, han acabado por preguntarse a sí mismas: "¿Es real, o mitológico, un personaje del cual se han pintado tan diferentes cuadros?"
El hecho de haber muerto ajusticiado sobre un madero en cruz a causa de su doctrina, no justifica por sí solo la exaltación sobrehumana, la triunfante grandeza del Profeta Nazareno. ¡Hubo tantos mártires de la incomprensión humana inmolados en aras de sus ideales científicos, morales o sicológicos! La historia de la humanidad solamente en la época denominada Civilización Adámica, es una cadena no interrumpida de víctimas del Ideal; un martirologio tan abundante y nutrido, que el espectador no sabe de que asombrarse más, si de la tenaz perseverancia de los héroes, o de la odiosa crueldad de los verdugos.
La grandeza del Maestro Nazareno, no está, pues, fundamentada tan solo en su martirio, sino en su vida toda, que fue un exponente grandioso de su doctrina conductora de humanidades, doctrina que Él cimentó en dos columnas de granito: La paternidad de Dios y la hermandad de todos los hombres.
Toda su vida fue un vivo reflejo de estas dos ideas madres, en que basó toda su enseñanza por la convicción profunda que le asistía, de que solo ellas pueden llevar las humanidades a su perfección y a su dicha. Sentir a Dios como Padre, es amarle sobre todas las cosas. Sentirnos hermanos de todos los hombres, sería traer el cielo a la tierra.
Veinte años de ansiosa búsqueda en la vasta documentación, crónicas y relatos del siglo primero, salvados de la proscripción ordenada más tarde por el emperador Diocleciano, y de perseverantes investigaciones por la Palestina, Siria, Grecia, Alejandría, Damasco, Antioquía y Asia Menor, nos permiten ofrecer hoy a los buscadores de la Verdad, en lo que se refiere a la augusta personalidad de Cristo, este relato cuyo titulo: "Arpas Eternas" induce al lector a la idea de que estas excelsas vidas... vidas geniales, son las arpas eternas en que cantan los mundos la grandeza infinita de la Causa Suprema.
No podemos callar aquí, la colaboración de los antiguos archivos Esenios de Moab y del Líbano, y de las Escuelas de Sabiduría fundadas por los tres ilustres sabios del Oriente: Gaspar, Melchor y Baltasar, las cuales existen aun en el Monte Sullimán, cerca de Singapur (India), en las montañas vecinas a Persépolis (Persia) y en el Monte Sinaí (Arabia).
Tampoco podemos olvidar a la bravía raza Tuaregs, perdida entre los peñascales del Desierto de Sahara, cuyos viejos relatos sobre el Genio Bueno del Jordán, como llamaron al Profeta Nazareno, han dado vivos reflejos de sol, a determinados pasajes de nuestra histórica relación.
En especial, está escrito este libro, para los discípulos del Hombre-Luz, del Hombre-Amor. Y a ellos les digo, que no es este un nuevo paladín que baja a la arena con armas de combate. Es un heraldo de paz, de unión y de concordia, entre todos los discípulos de Jesús de Nazareth, sean de cualquiera de las tendencias en que se ha dividido la fe de los pueblos.
Creemos, que el reconocer y practicar su enseñanza como una elocuente emanación de la Divinidad, es la mas hermosa ofrenda de amor que podemos presentarle sus admiradores y amigos, unidos por el vínculo incorruptible de su genial pensamiento: "DIOS ES NUESTRO PADRE: TODOS LOS HOMBRES SOMOS HERMANOS".
Los amantes del Cristo en la personalidad de Jesús de Nazareth, encontrarán sin duda en este modesto trabajo, al Jesús que habían vislumbrado en sus meditaciones; al gran espíritu símbolo de la más perfecta belleza moral: reflector clarísimo del Bien, practicado con absoluto desinterés.
­¡Son así las estrellas de primera magnitud, que derraman sus claridades sin pedir nada a aquellos cuyos caminos alumbran, sino que labren su propia dicha futura!
Y al tender hacia todos los horizontes, la oliva de paz, simbolizada en este nuevo relato de su vida, digo desde lo más íntimo de mi alma:
Amigos de Jesús: os entrego con amor, el esfuerzo de veinte años, que presenta a vuestra contemplación, la más fiel imagen del Cristo de vuestros sueños, que nos es posible obtener a nosotros, pequeñas luciérnagas errantes en la inmensidad de los mundos infinitos
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De nuevo me coloco a tu lado lector amigo para deshojar silenciosamente las páginas vivas de un pasado radiante que la Eterna Luz conserva en sus Archivos Eternos y que ninguna fuerza humana puede destruir ni adulterar.
Has hojeado hoja tras hoja los tres primeros tomos de "Arpas Eternas" y has bebido hasta la saciedad el néctar divino de la vida más pura y excelsa que ha pasado por esta Tierra como un astro sereno derramando claridad, tibieza de amor, calor de ternuras inefables...
La Eterna Ley permite hoy a este hermano tuyo invisible, ser narrador de otras vidas que al igual que la tuya, estuvieron tejidas de grandes anhelos de superación para acercarse al Divino Ungido, al Cristo, amador eterno de esta Humanidad. Son las vidas de los Amigos de Yhasua que has conocido en los tres primeros tomos de Arpas Eternas, que has intimado con ellos hasta llegar a amarlos y a sentir, pensar y querer como ellos sentían, pensaban y querían...
La rosa bermeja del amor al Cristo vive sin marchitarse en tu corazón, y deseas, lo se bien, conocer que hicieron sus amigos discípulos después de su partida a los Reinos de la Eterna Luz y del Amor Eterno.
Por múltiples causas que sería pesado y harto doloroso detallar, los amantes del Maestro Nazareno ignoran en absoluto la historia de los continuadores de su magna obra de redención y de amor en medio de esta humanidad. Sabes lector amigo que el Cristo llegó hasta entregar voluntariamente su vida por sostener en alto su divino ideal; y preguntas con justa razón ¿qué hicieron sus amigos y seguidores cuando Él partió de este plano terrestre?
Algo te dirán los viejos pergaminos que van entregando al mundo idealista las cavernas-santuarios de los solitarios Esenios que en su inquebrantable silencio, fueron los más fieles cronistas del Cristo encarnado. Acaso pensaron que las rocas amigas que les salvaron la vida, y les cobijaron con amor durante tantos siglos, serían más fieles guardianes que los hombres y a ellas confiaron los amados recuerdos, los poemas sublimes de amor y de fe de la epopeya cristiana en su glorioso y a la vez doliente amanecer.
¡Oh desconocidos Esenios!... ¡No pensasteis en que los siglos destruyen, y desmenuzan en polvillo y ceniza lo que os costó largas meditaciones de recordar, admirar y vivir de nuevo todo cuanto vaciabais a los pergaminos silenciosos!...
¡Oh benditas rocas y montañas amigas de los Esenios! Monte Quarantana, Monte Tabor, Monte Carmelo, Monte Hermón, cerros inmensos de Moab, guardianes también de los grandes secretos de Moisés¡. Vosotros sabéis lo que la Humanidad ignora porque la Ley Divina la sabe infiel, mudable, incomprensiva!...
¡Lástima grande que los siglos no sepan respetar lo que vosotros guardáis con escrupulosa fidelidad!
Mas, la Ley Divina con su infinito poderío, conserva en sus alcázares eternos inaccesibles a toda destrucción, a todo engaño, a toda deficiencia, lo que en nuestros planos físicos está obligado a dejar de ser por las muchas causas a que está sujeta la materia corruptible y perecedera.
Alégrate pues conmigo lector amigo, idealista buscador de la Verdad y canta un glorioso aleluya. La Luz Eterna, es la grabadora infatigable de todo cuanto es pensado y realizado en todos los mundos del Vasto Universo. Y es Ella delicada amiga del que busca, pide y espera con sencillo corazón y noble desinterés ver descorridos los velos que le impiden la posesión de la Verdad.
¿No será Ella la que puso un día en los labios del Cristo encarnado en Nazareth aquellas sugestivas palabras que nos ha trasmitido la tradición: "Pedid y recibiréis. Buscad y encontrareis. Dios da su luz a los humildes y la niega a los soberbios"?
Viste pues la túnica blanca de los festines sagrados de los Esenios montañeses, y recibe con amor lo que con amor te brinda este hermano invisible que ha buscado y encontrado para ti en los Archivos de la Luz Eterna, esta perla escondida que poseyeron los solitarios de la Palestina y que ahora Poseerás tú: La realización del pensamiento del Cristo en el amanecer del Cristianismo.

 

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