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Venga, ya hablo, y ya que hablo, hablo de algo, por no hablar de nada, y como hablar de nada es hablar de algo, lo que está claro es que no pienso hablar por hablar, y teniendo en cuenta que puedo decir cosas sin más, sin ni tan siquiera hablar, ya que más que hablar, lo que hago es escribir, no me acusen de no saber expresarme, si es que me siento incomprendido. - Abel Bri
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FOROS: EL CRISTO, INSTRUCTOR DE HUMANIDADES :: Ver tema - La Gratitud
La gratitud, que es la memoria del alma, es la virtud que caracteriza a los hombres nobles.
Dios ordenó a Israel la celebración de varias festividades para perpetuar entre ellos la memoria de grandes acontecimientos y mantener viva su gratitud.
Todo cristiano debe tomar tiempo para alabar a aquel que nos ha dado amparo durante pruebas, luchas, batallas y victorias.
La gratitud hacia Dios se debe reflejar no sólo en las palabras, sino principalmente, en los hechos de nuestra vida. La Biblia dice: "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia".
Nuestra sociedad sería muy diferente si todos viviéramos agradecidos con Dios y con nuestro prójimo.
La gratitud ennoblece el carácter de una persona. Nos hace mejores personas con quienes vivir. El hombre agradecido vivirá siempre rodeado de amigos.
Nada ilumina la vida - la nuestra y la de los demás- tanto como el espíritu agradecido.
Cuando usted vive dando gracias está alegre, es positivo y le alumbra la luz de la esperanza. Razón hay en aquello de que, "por la gratitud hacemos nuestras las excelencias de otros".La gratitud es la base de nuevos y mayores beneficios. Cuando mostramos gratitud a la persona que nos ha servido dejamos la puerta abierta. Esa persona sentirá gusto en volvernos a ayudar. Sólo el que agradece lo pequeño recibe también lo grande. Pero, "quien no agradece lo poco que le dan, ya ni mucho ni poco le darán".
La persona que recibe nuestra gratitud sentirá que sus esfuerzos han sido apreciados; lo cual, le estimulará a seguir prestando sus servicios y, por tanto, su vida espiritual saldrá ganando. También salen ganando los que, de ahí en adelante, reciben los servicios de ésta persona. Aunque sólo fuera por hacer este beneficio, valdría la pena ser agradecidos.
El apóstol Pablo nos amonesta: "Dad gracias en todo" Debemos dar gracias a Dios en todo tiempo, en la alegría del corazón y en la tristeza del espíritu, en la fatiga y en el descanso, en lo que acaricia y en lo que lastima, en salud y en enfermedad, en abundancia y en miseria, en la noche de sueño apacible y en la de impaciente desvelo, en los días frescos o en los calurosos, en la hora del triunfo o en la del fracaso, cuando salimos y cuando entramos, cuando empezamos y cuando terminamos, tanto en lo bueno como en lo malo, en lo dulce como en lo amargo, en lo bonito como en lo feo, en lo armonioso como en lo disonante, en la vida como en la frontera de la muerte. Cierto cristiano daba gracias a Dios en una pequeña congregación debido a que se había lastimado un ojo con un chamizo mientras paseaba por el campo. Alguien le reprochó pues no le parecía lógico que diera gracias a Dios por lo del chamizo. Pero el hermano explicaba: "Doy gracias a Dios que me lastimó un chuzo y no una horqueta".
Ojalá que nuestra gratitud hacia Dios halle expresión en que resolvamos llevar una vida menos egoísta y más consagrada a Jesucristo. Que cuando nos sentemos frente a nuestras mesas llenas de alimentos, no olvidemos que la mitad de los habitantes del mundo se acuestan con hambre todas las noches.
No sea del grupo de los quejumbrosos, de los pregoneros del mal que sólo saben lamentarse y renegar. Cuídese además, de aquellos que son la crónica roja ambulante; en un instante le roban la paz del corazón.
"Señor que tanto me has dado, sé misericordioso y concédeme algo más: Un corazón agradecido". Yo se muy bien que, "la mano que se levanta para dar gracias nunca se retira vacía".
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