MAGISTRALES ENSEÑANZAS DE LAS OBRAS DE F.C.U. :
“Al Eterno Invisible que es Amor, Luz y Energía, sólo espíritus adelantados pueden sentirlo” (Arpas Eternas, tomo 2, edición Kier).-
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Pasaje tomado de “Moisés, el Vidente del Sinaí”, capítulo: “El Santuario Mesiánico”. En dicho pasaje de esta Obra, se encuentra el relato donde Moisés llega a una altísima contemplación. En un plano de luz y vibraciones sutilísimas, Moisés percibe una maravillosa pirámide formada por seres arcangélicos, en cuyo pináculo se ve a sí mismo, sin notar que había subido. Anonadado por la impresión, mira hacia arriba y a sus lados, y que entre una nube de suave calor y de infinita dulzura, el Padre Sirio le tendía sus brazos de luz y le decía:
“Porque eres mi hijo desterrado en áspera y dura misión, he querido hacerte ver lo que has dejado en tu patria verdadera y única, para abrazarte al sacrificio por la salvación de la humanidad QUE HAS CREADO TU MISMO en la larga cadena de todas tus vidas en la carne. Vas a darle la Ley Eterna que la Suprema Potencia decreta para todos los Mundos en que llegaron las humanidades a la evolución necesaria. ¡Bienaventurados quiénes la obedezcan, y, ¡ay! de los reacios que la escarnezcan o la ultrajen”.
“En el abrazo divino del padre y el hijo, volvió Moisés al plano terrestre y se encontró de rodillas con el rostro bañado en llanto”.
Orígenes de la C.A., tomo III (Kier), capítulo: “Sisedón de Trohade”:
Cuando Sisedón, después de innumerables pruebas y aprendizajes, pasa a formar parte del Alto Consejo de los Kobdas del Santuario de Negadá, se dedicó especialmente a marcar sabios consejos destinados a la formación de sus hermanos Kobdas, utilizando tablillas grabadas que todos pudieran leer y asimilar. De esos consejos, tomaremos uno que en sí mismo encierra una de las más grandes enseñanzas de la Ciencia Sagrada de Dios y de las almas. Dice así: “Kobda pastor, piensa que la medida del cultivo y amor que das a tus bestias hoy, es la que marcará en lo futuro su capacidad de seguirte cuando ellas sean humanidad y tu seas su Instructor.”
En el pasaje anterior de “Moisés” como en este de “Orígenes”, la Obra nos explica claramente que somos creadores de seres en los distintos planos y reinos de la Naturaleza que, en algún momento de sus carreras evolutivas a través de inmensas edades, llegarán a ser una humanidad que tendrá necesidad de un guía Instructor que la levante hasta la cumbre del sagrado Monte de la Liberación.
El Microcosmos que acompaña a un espíritu en sus reencarnaciones sucesivas, por medio de la constante depuración y sutilización a que lo somete la eterna Ley de la evolución en el correr de inmensos ciclos y edades, es un mundo vivo y real que el Ego va llevando paso a paso a la Consciencia Iluminada.
¡Una humanidad para instruir, iluminar y redimir!...
Abisma a nuestras pobres mentes de encarnados en un mundo de materia tan densa, la certidumbre de que participamos de la Creación, y de que ésta es Infinita, debido a la imbatible fuerza dinámica de la Vida que prosigue siempre su curso porque emana del Absoluto, el Eterno Viviente, la Causa Suprema, que irradia de Sí Mismo, las Divinas Vibraciones que son ondas de infinita energía de Vida perdurable.
Si la pequeñísima mente humana ha sido dotada para concebir lo Infinito y tratar con gran empeño de comprenderlo pese a su abismal manifestación, señal es que por evolución y perseverancia, un día en la Eternidad sin prin- cipio ni fin, llegará a un estado de conciencia superior no sólo para poder entenderlo, mas también para hacerse Uno con esa Realidad.
Llegados a este punto del presente mensaje, ruego al posible lector del mismo que tenga la bondad de leer en “Llave de Oro”, las enseñanzas que nos brinda acerca de estos temas en “Los Senderos del Infinito” y en “Artífices del Pensamiento”, y especialmente ese pasaje de “Moisés” dedicado al “Hierofante Isesi de Sais”, el cuál nos lleva de la mano del Maestro Antulio a conocimientos de orden tan superior, que nos asombran hasta el anonadamiento. Esa lectura nos hace percibir la Infinitud del Eterno a un grado descriptivo tal, que hasta ese momento no había sido plasmado para el conocimiento de las almas encarnadas en este planeta. ¡Allí sí que nuestras mentes toman “conciencia” y se abren al conocimiento del Infinito y de la Eternidad!...
La grandeza de estas enseñanzas contenidas en las Obras de nuestra amada F.C.U., es de tal magnitud, que nos compromete a estudiarlas y analizarlas en todas sus luminosas facetas. Recordemos los consejos de los Maestros Esenios del Monte Tabor a Simón joven de veinticuatro años, destinado a ser el Gran Apóstol del Divino Maestro, cuando le dicen: “…pues para el Iniciado en nuestras Escuelas de Divino Conocimiento, no basta ser bueno, si no que es necesario avanzar en las capacidades a que puede llegar el alma encarnada; y quedarse estacionado es igual que si no se hubiese comenzado” (Arpas Eternas, capítulo “Simón de Tiberíades”).
Invitados estamos pues por nuestros Superiores a tomar la blanca túnica del estudiante de Sagrada Sabiduría y con la mayor humildad, ahondar tales arcanos, con la fuerza divina de la oración, la meditación y la lectura, portando siempre en nuestras manos la Antorcha Luminosa de la adoración al Eterno Invisible en espíritu y en verdad, del Amor a nuestro Divino Instructor y Maestro como a los grandes espíritus que han conquistado la Luz Infinita, poniéndonos en sus gloriosas manos como leales instrumentos y canales de sus santas Irradiaciones.
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Pasemos ahora a otras “Magistrales Enseñanzas de las Obras de FCU.”:
En el capítulo titulado “Cielos y Rocas” de “Moisés”, leemos un pasaje muy importante, que dice: “El espíritu encarnado, cuando comienza a subir las cumbres, va recogiendo experiencias, certezas, convicciones, gestadas durante el sueño en íntima colaboración con las grandes Inteli- gencias que protegen su encarnación, y aunque borrado el recuerdo en vigilia, todo lo elaborado en el sueño persiste vivo y latente en el alma que lo ha recibido y aceptado como algo que le pertenece para toda esa vida”.
(Moisés): “Sentía en sí mismo la fuerza del vencedor. ¿Por qué? ¡Oh!, las grandes actividades que realizan las almas de avanzada evolución, durante las que se han llamado “horas perdidas del sueño”.
“El sueño que a veces aduerme, no siempre es señal de fuerzas negativas.
A veces es un desprendimiento del espíritu que es llevado a un plano superior o a otro paraje de la Tierra.” VÉRITAS.
(Tomado de “Indicaciones de Orden Espiritual para los Hermanos que asisten a las Meditaciones”).-
Hermanos: tengamos presente que una tercera parte de nuestras vidas en los planos físicos transcurren mientras nuestras urnas materiales duermen y la Psiquis – hija del Cielo- trabaja en los planos que le son propios, etéricos, astrales y mentales, realizando funciones asignadas por sus Guías, pero unida a la materia que animan por el hilo fluídico denominado “cordón de plata” por la Ciencia Espiritual. (notemos la notable analogía del mismo con el cordón umbilical que une al feto con su madre). Al despertar, en estado de vigilia, no tenemos recuerdos de esos estados de conciencia y de la realización de esas misiones psíquicas.
No obstante, a veces llegan a nuestra percepción cerebral, algunos fogonazos o imágenes imprecisas de esas tareas. Sucede muchas veces que al despertarnos del sueño reparador del cuerpo físico, percibimos con asombro que tenemos resuelto serios problemas que nos estaban afligiendo en el estado de vigilia en medio del vértigo de la vida material. También podemos despertarnos con ideas e intuiciones del orden de las revelaciones espirituales, y/o inspiraciones varias, ya sean psíquicas, artísticas, científicas, o simplemente para ayuda de nuestras vidas.
Vale decir, que el ser humano como ente biológico total, es un ser onírico, porque los sueños son una parte fundamental de su existencia. Consideremos el siguiente dato matemático:
Actualmente, las expectativas de vida del ser humano llegan a los 80 años.
Cada año tiene 365 días; multiplicados por 80, y sumados los años bisiestos correspondientes, nos da la cifra de 29.680 días de vida. 29.680 x 24 hs. = 712.320 Hs. Un tercio: 712.320 / por 3= 237.440 Hs. durante las cuáles el ser humano duerme y sueña. (valores aproximados).-
En tales horas, mientras el cuerpo de materia densa se recompone, el alma, liberada momentáneamente de las ligaduras de la materia, aunque como dijimos atada al Ego por el hilo fluídico, se sumerge en las profundidades de los planos dimensionales puramente psíquicos, donde es instruída y donde –según su grado evolutivo – colabora con las grandes Inteligencias en las tareas que los Maestros Superiores indican.
Esta es la causa por la cuál nuestros Guías y Maestros nos recuerdan que antes de entrar al sueño reparador, nos encomendemos al Maestro para que durante el mismo, podamos participar con nuestro doble etérico, de los trabajos que nos sean asignados. Hay un pasaje en “Arpas Eternas”, donde Jhasua instruye a Nebai sobre este particular, y le recomienda que al disponerse a dormir, diga mentalmente: “Que el hilo invisible de la Ley Divina me lleve en espíritu hacia donde Ella disponga”.-
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¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
¿Allí, desnudo de la humana forma,
allí, los brazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?
¿Y ríe y llora, y aborrece y ama,
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
¡Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros,
pero sé que conozco a muchas gentes
a quiénes no conozco!
Gustavo Adolfo Bécquer
Poeta Español
1836 – 1870
Queridos hermanos de la Santa Alianza del Cristo. Hemos caminado juntos por breves momentos algunos de los Senderos que nos marcan las sublimes enseñanzas de las Obras de Fraternidad Cristiana Universal, fundamentada por el Divino Maestro un 28 de Marzo del año de 1938, en un apartado y humilde rincón del planeta Tierra, en una Isla del Delta Argentino. Allí, lejos de las frivolidades y locuras del mundo, la Gran Discípula de Jesús de Nazareth, vertió por su mano la Epopeya del Espíritu-Luz, Misionero Eterno del Amor Misericordioso.
Si EL lo permite, seguiremos profundizando diversos pasajes de las Obras para extraer de los mismos la bendita miel de la Sabiduría y del Amor de nuestro Glorioso y Eterno Instructor.
¡Un fortísimo abrazo fraternal para todos!
Carlosalejandro.-