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El Cristo Instructor de Humanidades: Forums
FOROS: EL CRISTO, INSTRUCTOR DE HUMANIDADES :: Ver tema - La genialidad de Jesús y su concepto de pecado.
Comparto con ustedes estos conceptos de José María Castillo, que son profundos por su significado y su esperanza innovadora.
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El evangelio mediante relatos, aparentemente sencillos, nos muestra y nos demuestra la desconcertante genialidad de Jesús de Nazaret.
La genialidad de Jesús no está en sus poderes y saberes, y tampoco en su elocuencia. Ni en su piedad o en su mística, ni siquiera en su religiosidad. Por supuesto, todo eso fue enorme y genial en Jesús. Pero ninguna de esas cosas es lo que nos acaricia y nos inquieta, a un mismo tiempo.
La genialidad de Jesús estuvo en su sensibilidad. Jesús fue un hombre, tan singular y de tal categoría, que no soportó ni el hambre de los pobres, ni la abundancia de los ricos, ni el sufrimiento de los enfermos, ni el desprecio que tenían que soportar los pecadores, ni la opresión de las leyes religiosas, ni el desamparo de los que lloraban a sus difuntos, ni la vergüenza de los que tenían que ocultar sus miserias.
Jesús era extremadamente sensible, tan sensible que anteponía a sus propios deberes las necesidades de los otros. Los cuatro evangelios muestran en sus relatos que, por diversos motivos y en múltiples ocasiones, Jesús por aliviar o resolver las necesidades de otros, no duda en faltar a sus propios deberes.
O sea, que para Jesús la ?ética de la necesidad? estaba antes de la ?ética del deber?. Es decir, Jesús organizó su vida en función de las necesidades de los más necesitados de este mundo y no en función de sus propios deberes religiosos. Por eso, la religión de su tiempo vio en Jesús una amenaza y un peligro que no pudo soportar.
En efecto, para Jesús, el amor antes que un deber es una necesidad. Para Jesús es en el ser humano donde encontramos a Dios, lo cual quiere decir que en nuestras relaciones con los demás seres humanos es en donde podemos ofender a Dios o, por el contrario fundirnos con Él.
Jesús se dio cuenta de que el pecado no es lo que hasta ahora la gente ha creído que es ofensa contra Dios, sino que el real pecado es lo que a todas horas vemos que daña a los hombres y mujeres de este mundo y les causa dolor y humillación. Se dio cuenta que el pecado es pecado en tanto causa sufrimiento a los demás.
Para Él la cosa es sencilla. Si amamos a nuestros semejantes, es que amamos a Dios. Y si hacemos sufrir a nuestros semejantes (o no desentendemos de su dolor), es que estamos pecando. En eso estuvo seguramente, lo más sorprendente que nos vino a enseñar Jesús en su Evangelio.
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