Lago Tiberiades (discurso La Paternidad de Dios)
"Si conocierais al Padre como le conozco yo, le amaríais sin esfuerzo alguno -les decía, con una emoción de amor tan íntima y profunda, que la transmitía a todos los que le escuchaban-. Si cada vez que asoma el sol en los arreboles de la aurora y se esconde en la bruma de oro del ocaso, levantarais vuestro pensamiento al Padre para confiaros al Él, para repetirle una y mil veces vuestra entrega absoluta a su voluntad, para hacerle cada día la ofrenda de cuanto sois con todas vuestras miserias, enfermedades y dolores, creedme que seríais todos felices, porque vuestro pensamiento unido al Padre atraería sobre vuestras vidas, todo el bien que buscáis en la tierra sin encontrarlo jamás.
"Pero vosotros tomáis un sendero equivocado que os lleva a las tinieblas y al dolor.
"Vivís buscando en las criaturas buenas o malas, lo que falta a vuestras necesidades, y os encontráis naturalmente con el egoísmo, con la mezquindad, con la indiferencia, que hace más crueles vuestros dolores, o con la impotencia para remediarlos; y de vuestra ansiosa búsqueda tornáis con las manos vacías y con el corazón deshecho, a las negruras de vuestro hogar sin lumbre, de vuestra mesa sin pan, de vuestro lecho helado por falta de abrigo. Olvidasteis a vuestro Padre, y Él os deja padecer para que el desengaño de las criaturas os vuelva por fin a su amoroso regazo.
"Ahora confiáis en mí porque veis que tengo un cuerpo de carne igual que el vuestro, porque mi palabra entra por vuestros oídos y vuestras manos tocan las mías, y quedan marcadas en la arena las huellas de mis pies.
"Nuestro Padre Celestial os habla más alto que yo, y sus huellas eternas fueron marcadas en todo cuanto existe en el universo.
"Cuando el sol extiende su resplandor que todo lo vigoriza y anima, ¿no pensáis en el Padre que os besa con su luz divina y se infiltra en vuestra sangre, en vuestro cuerpo, en vuestra vida toda?…
"Cuando vienen las lluvias abundantes, y los torrentes del Monte Hermón bajan desbordados al Jordán, que renueva las aguas de este Lago y os ofrece centuplicados sus peces y sus moluscos ¿no pensáis en el Padre Celestial que provee así a vuestra alimentación?.
"Cuando la correntada arrastra árboles secos, y pasan los vientos desgajando los bosques, cuyo ramaje va a cubrir a veces los huertos y los caminos ¿no pensáis en el Padre Celestial que provee así, a que tengáis lumbre en el hogar?
“Cuando vuestro huerto se cubre de flores, y vuestras higueras y
castaños, vuestros olivos y vuestras vides bajan a la tierra sus ramas cargadas de frutos, ¿no pensáis en el Padre Celestial que así provee a vuestra alimentación?"Son esas las formas de expresión de nuestro Padre Común, son esas sus palabras y sus huellas que vosotros encontráis y no lo reconocéis; más aún, le olvidáis para correr tras de las criaturas, par maldecir de vuestra situación, para envidiar al que tiene más, para alimentar la rebeldía y el odio contra los favorecidos de la fortuna, que nunca recuerdan al que nada tiene, y no pensáis que vosotros, puestos en su lugar, harías lo mismo.
"Grabad sobre la mesa del hogar, los diez mandamientos de la Ley Divina que lleváis grabados en vuestro propio corazón, porque son la Eterna Ley Natural que vive desde que el hombre vive sobre al faz de la tierra, y si esa Ley es la norma de vuestra vida y cada día de ella, oráis al Padre con fe y amor, yo su Profeta, su Hijo, os digo solemnemente en nombre suyo: El cuidará de vosotros y de vuestras necesidades, como cuida de las aves del bosque y de las florecillas del valle que, no siembran ni siegan, y que ni Salomón con todas sus riquezas, estuvo vestido como ellas.
"Vuestro pensamiento me pregunta ¿cómo debe ser mi súplica al Padre Celestial?. Y yo os contesto, que del mismo modo que pide el niño a su madre sin rebuscadas palabras y sin los adornos de la retórica, con la sola expresión de lo que necesita vuestro espíritu y vuestro cuerpo".
“¡Padre nuestro que estás en los cielos!… alabado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino y hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos de todo mal”.
"El Padre sabe que todo esto lo necesitáis, mas su divina ternura para vosotros, se deleita en vuestra fe, amor y confianza en Él y quiere que así se lo manifestéis.
"Las generaciones de la Edad de Piedra, formadas entre la furia de los elementos, cuando las fuerzas todas de la Naturaleza pugnaban a una, para dar a la corteza terrestre y su envoltura de éter, de gas y de fluidos la forma y consistencia perfecta, sentían a no dudarlo la grandeza y poderío de una Causa Suprema, que reconocían en el estampido del rayo, en el fragor de los truenos y relámpagos, en los torrentes desbordados, en el bramido de los mamohuts enfurecidos devastando selvas; en las montañas que abrían sus entrañas vomitando fuego, humo, llamas, vapores ardientes!… Y aterrados por aquellos formidables cataclismos que les llenaban de espanto, sólo sentían un Dios iracundo, terrible, que paseaba sus ejércitos en alas de los huracanes que devastaban los campo y los pueblos!… Y quedó viva y en pie, la frase legendaria "del Dios de los ejércitos", "la ira de Dios", "la cólera de Dios" desatada en las tormentas, en los huracanes, en los incendios producidos por el fuego interno de la tierra, expelido por los cráteres de cien volcanes que reventaban en distintos parajes de este globo.
"¡Todo aquello pasó!. Era la infancia de la humanidad sobre el planeta, su casa, su morada para largas edades. Hoy no es la Edad de Piedra. Es la hora de la fraternidad y del amor, en que la Causa Suprema aparece ante su Creación Universal con sus más tenues y delicados ropajes, son sus millares de cortesanos cantando al amor, a la piedad, a la ternura, tal como un augusto emperador que quiere a todos sus súbditos vestidos de fiesta, tocando cítaras y laúdes, que repiten un cantar nuevo:
“Gloria a Dios en los cielos infinitos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.
"Os anuncio pues un Dios Amor, Piedad y Misericordia, al cual debéis llamar vuestro Padre, porque lo es con toda la ternura, y solicitud con que amáis y cuidáis vosotros a vuestros pequeñuelos.
"De hoy en más, nunca diréis que estáis solos y desamparados en los caminos de la vida, porque Dios vuestro Padre, vela en torno vuestro, con más solicitud que una madre, junto a la cuna de su niño.
"Pero es necesario que os procuréis por la oración y las buenas obras, el acercamiento a vuestro Padre Divino, del cual no os separáis, ni aún cuando le olvidáis!… entendedlo bien; pero su efluvio benéfico, su energía que vigoriza, su fuerza que será vuestra fuerza, no penetra en vosotros de igual manera, que cuando vuestra fe, esperanza y amor, le abre vuestro corazón de par en par, como penetra el rayo solar si abrís la puerta de vuestra vivienda.
"Comprended a Dios y llamadle en vuestra sencillez; encontradle en el agua que bebéis, en el pan que os alimenta, en el fruto maduro que arrancáis del huerto, en el aire que respiráis, en los astros que os alumbran y en las florecillas silvestres que holláis por los caminos.
"En todo está Dios vuestro Padre, que os rodea por todas partes y que derrama el bien para vosotros, en todas las manifestaciones de la Naturaleza.
"Desde los cedros del Líbano hasta el musgo prendido en las montañas, todo encierra la virtud de Dios para vuestra salud y para vuestra vida.
"Y para que veáis resplandecer sobre vosotros, como una aureola radiante el amor del Padre, os digo en nombre suyo:
"¡Venid a mí los que lleváis cargas que no podéis soportar, los que tenéis en vuestro corazón dolores que os causan angustia de muerte!… venid, que nuestro Padre me ha dado poder para sanar vuestros cuerpos y consolar las tristezas de vuestra vida!.
El inmenso gentío iba a precipitarse a las orillas del lago, pero el Maestro mandó acercar la barca hasta encallarla en la arena de la costa.
Y con una voz que tenía vibraciones de clarín que toca a diana les dijo:
-¡Sed curados de vuestras dolencias físicas y desaparezcan de vuestros hogares las rivalidades y el egoísmo, causa de vuestros dolores morales!.
"¡Idos en paz, que el amor del Padre os colmará de dicha, si os entregáis a Él como os he enseñado!.
-¡Padre mío!… -dijo en voz apenas perceptible y levantando sus ojos al infinito azul-. Te buscan en mí, porque padecen horrores.
"Si fueran felices no te buscarían.
"¡El hombre terrestre necesita el dolor para sentir tu Presencia, para buscarte y llamarte!.
"¡Amor infinito que me animas, hazte sentir de estas desventuradas criaturas que aún no saben buscarte, sino por su propio interés!.
Extendió sus manos en actitud de pedir calma y silencio y habló de esta manera:
-Ribereños del Mar de Galilea, y moradores todos de las comarcas vecinas que habéis caminado largas distancias para llegar hasta aquí.
"¿Qué habéis venido a buscar en la soledad de estas montañas, que hasta hoy fueron albergue de los pastores y de sus rebaños?.
"Agobiados por dolores irremediables, habéis pensado por fin en el Supremo Hacedor de todas las cosas, y en que sólo de Él, os puede venir el remedio que buscáis en vano entre los seres que os rodean.
"Como una nube de ceniza y de humo se levanta de vosotros mismos, la pesada bruma de vuestras angustias y dolores, de vuestras zozobras y ansiedades que no sois dueños de dominar y llegan a la mente del Profeta, que lee en vuestros corazones llenándose de piedad y conmiseración.
"Bendigo vuestros dolores que así os arrastran hacia la Divina Misericordia y os digo:
"¡Bienaventurados vosotros los pobres, que no maldecís vuestra pobreza y sacáis de ella el tesoro del sufrimiento. Vuestro es el Reino de los cielos!.
"¡Bienaventurados vosotros que lloráis en silencio, oprimidos por la congoja, porque a vuestro lado llega la consolación!.
"¡Bienaventurados vosotros los mansos que amáis la paz y la concordia, porque el amor será en la tierra vuestra heredad!.
"¡Bienaventurados los que tenéis hambre y sed de justicia, porque la veréis resplandecer para vosotros hasta la saciedad!.
"¡Bienaventurados los que tenéis el corazón misericordioso, porque alcanzaréis abundancia de misericordia!.
"¡Bienaventurados los sembradores de paz entre los hombres, porque seréis contados entre los hijos de Dios!.
"¡Bienaventurados los que tenéis puro y sencillo el corazón, porque veréis a Dios en todo cuanto vive en la Creación Universal!.
"¡Bienaventurados los que padecéis persecución por la verdad y la justicia, porque vuestro es el Reino de Dios, Suprema Verdad y Suprema Justicia!.
"Alegrad vuestros corazones, porque los padecimientos actuales lavan vuestros pecados para que puros y limpios podáis entrar al gozo eterno del Reino de Dios.
"¿No se alegra acaso vuestro corazón cuando saldáis una deuda, cuando vestís un ropaje nuevo y sois invitados a un hermoso festín?.
"Los dolores que os vienen sin buscarlos, son emisarios de la Divina Justicia y de la propia conciencia, que os obliga así a redimiros, experimentando en carne propia el dolor injusto causado a vuestros semejantes.
"Bueno es analizar la causa y origen de todos vuestros padecimientos, porque también los hay y muy duros, que son consecuencia inmediata de vuestros desaciertos, y transgresiones a las leyes de la Naturaleza, que es celosa en sus dominios.
"Todos los excesos que comete el hombre en el curso de su propia vida, se manifiestan más tarde o más temprano en su organismo en forma de enfermedades terribles, que se transmiten a sus descendientes.
"Aquel que vive entregado a la embriaguez del licor, ¿puede extrañarse de padecer apoplejía y fuego devorador en el fondo de sus entrañas?.
"El hombre entregado a la lubricidad, ¿puede asombrarse de una vejez prematura, y del agotamiento de su cuerpo convertido en un fantasma viviente?.
"El hombre dado a los excesos de la gula y que sólo piensa en llenar su vientre como las bestias, ¿puede maravillarse de que su sangre se torne impura y que sus órganos digestivos sean ulcerados causándole horribles dolores?.
"Los coléricos e iracundos que hacen del propio hogar una continua borrasca de odios y de terrores, ¿pueden asombrarse de traer a la vida hijos desequilibrados, locos o maniáticos que son su tormento y su castigo?.
"Si os empeñáis en pasar por las ascuas ardientes, de antemano sabéis que se quemarán vuestros pies y se tostarán vuestras ropas.
"Si os entráis en una ciénaga pantanosa, de cierto sabéis que os cubriréis de lodo hasta la cintura.
"Y si os empeñáis en cruzar por un campo de espinosos zarzales, estáis seguros de que los abrojos se prenderán a vuestras ropas y lastimarán terriblemente vuestros pies.
"Entonces, ¿por qué clamáis al Profeta de Dios que tenga piedad de vosotros, si no la tenéis vosotros mismos?.
"Os dejáis dominar por vuestras pasiones que os arrastran a todo género de excesos, traspasando las leyes de la Naturaleza, que os brinda generosamente sus dones para vuestro uso, mas no para vuestro abuso.
"Todos tenéis oídos para oírme y entendimiento para comprender mis palabras, que os dicen a la faz de los cielo y de la tierra:
"Tened piedad de vosotros mismos, de vuestros hijos y de vuestros semejantes, porque el Padre Celestial, lo que hace hoy con vosotros, no lo hará en muchos siglos.
"En nombre del Supremo Creador de cuanto existe, os digo: “Sed sanos de vuestras enfermedades, los que padecéis en vuestros cuerpos y lavad con aguas de arrepentimiento y misericordia las llagas de vuestras almas, para que los ángeles del Señor se acerquen a vosotros como a nuestro padre Abraham, a compartir la dulzura de la paz, de la esperanza y del Amor!”.
"El Profeta Nazareno os bendice en nombre de Dios. ¡Idos en paz!”.
-El capítulo 32 del Deuteronomio versículos 1, 2, 3 y 4, servirán de tema a las palabras que os dirijo amado pueblo de Israel, congregado en el Templo de Salomón para oír la palabra de Dios.
"Escuchad cielos y hablaré, y oiga la tierra las palabras de mi boca -dice Jehová-"
"Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba".
"Así es Jehová al cual invocáis. Así es nuestro Dios al cual adoráis".
"Él es la roca inconmovible cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: porque es Dios de Verdad, y ninguna injusticia hay en Él; es justo y santo, y la corrupción no debe manchar a sus hijos".
"Pueblo de Israel, y adoradores del Dios Único, Padre Universal de todo cuanto existe:
"Con espantados ojos contempláis los caminos de la vida donde arde en llamaradas el egoísmo, el odio, la ambición, agostando vuestras praderas en flor, destruyendo los dones más hermosos de Dios nuestro Padre, que os colmó de ellos para que llevéis vuestra vida en paz y alegría, bendiciéndole en todos los momentos de vuestra existencia. Abrid de nuevo vuestro corazón a la esperanza ante las palabras de la Escritura Sagrada que he tomado como tema de mi discurso. “Goteará como la lluvia mi doctrina, destilará como el rocío mi razonamiento”.
"Todos cuantos sentís la Divina Presencia en vuestro corazón, sois los labradores del Padre Celestial, que esperáis ansiosamente la lluvia dulce y suave de sus leyes de amor y de paz que os dijo por boca de Moisés: “Hijos míos, amadme sobre todas las cosas y al prójimo como a vosotros mismos. No toméis nunca en vano mi Nombre para un juramento falso. Santificad en unión espiritual Conmigo, el día de vuestro descanso. Honrad con amor reverente al padre que os trajo a la vida y a la tierna madre que llenó de cantos y flores de ternura vuestra cuna. No dañéis a vuestros semejantes ni aún con el pensamiento, ni atentéis jamás contra su vida, porque sólo Yo, que la he dado, soy Señor y Dueño de las vidas de los hombres. No manchéis vuestro ropaje de hijos de Dios, en las charcas inmundas de lascivia, porque os quiero puros y perfectos como Yo lo soy desde la eternidad.
"No pongáis vuestros ojos en los bienes de vuestro hermano, porque Yo vuestro Padre os he dado a todos el poder y las fuerzas necesaria para sacar de los frutos de la tierra el necesario sustento. No manchen vuestros labios la falsedad y la mentira, el engaño y el fraude, porque yo vuestro Padre, soy Dios de Verdad y de Justicia, y no acepto ofrenda de corazones engañosos y torcidos.
"No manche vuestro pensamiento ni vuestro deseo, el tálamo nupcial de vuestro hermano porque si arrastráis a otros a pecado, también se mancha vuestro corazón, que es tabernáculo santo en que quiero tener mi morada.
"Amadme pues más que a todas las cosas, porque sois míos desde toda la eternidad, y amad a vuestros hermanos porque todos sois hijos de mis entrañas de Padre, Autor de toda vida, y mi Amor Eterno se derrama por igual, como la lluvia sobre los campos sobre todo ser que alienta con vida sobre la tierra.
“Como la llovizna sobre la grama, y como gotas de rocío sobre la hierba, así es Jehová al cual invocáis; así es nuestro Dios al cual adoráis”, -nos dice la Escritura Sagrada.
"¿Cómo no esperaréis con ilimitada confianza en Él, cuyo infinito Amor se desborda sobre toda criatura que llega a Él y le dice: ¡Padre mío!… ¡Soy tu hijo débil y pequeño que necesito de Ti en todos los momentos de la vida!. ¡Tengo frío Señor porque mi hogar no tiene lumbre!.
"¡Tengo hambre Señor porque en mi mesa falta el pan!.
"¡No puedo ganarme el sustento porque los años me abruman, porque la enfermedad me aflige!… porque las guerras fraticidas me quitaron los hijos que me diste!…¡porque la ambición y el egoísmo de los poderosos consumieron el fruto de mi trabajo!. ¡Los surcos de mi rastrojo quedaron vacíos, porque yo sembré y otros cosecharon!… Padre mío, ten piedad de mí, que como tu siervo Job, estoy entre los escombros de lo que fue un día mi dicha; mi horizonte está en tinieblas y no acierto hacia dónde llevar mis pasos".
"¡Adoradores de Dios, Padre Universal de toda vida!… hablad así con Él, desde el fondo de vuestro corazón, dejando correr las lágrimas de vuestros ojos, y en nombre de Dios os digo, que si así es vuestra oración, no habréis salido de vuestra alcoba, cuando Él os habrá hecho sentir que oyó vuestra súplica y que acudirá a vuestro remedio.
"Me habéis llamado profeta Nazareno cuando he aparecido en esta cátedra, honrada por la palabra de tantos sabios doctores como tuvo y tiene Israel y yo, siervo del Altísimo, aceptando el nombre que me habéis dado, os digo solemnemente en nombre suyo:
"Quiero que cuantos estáis bajo estas bóvedas que escucharon las plegarias de tantas generaciones, salgáis de aquí curados de vuestras enfermedades físicas y consolados de vuestros dolores del alma.
"Quiero que salgáis de aquí llenos de fe y esperanza, en que Dios vuestro Padre no reclama de vosotros sino la ofrenda pura de vuestro amor sobre todas las cosas, y para vuestro prójimo como para vosotros mismos.
"¡Que la paz, la esperanza y el amor alumbren vuestros caminos!.
-¡Profeta de Dios!…¡Profeta de Dios!… bendita sea tu boca que vierte miel y ambrosía!.
-¡Bendita sea la madre que te dio a luz!…
-¡Bendito el seno que te alimentó!.
-El soberano Señor, Creador de los cielos y de la tierra, se ha demostrado hoy como un tiernísimo Padre para todos vosotros, que llegasteis a Él a rendirle vuestra adoración con el sencillo corazón de los hijos que llegan confiados, a quien les da el don de la vida y de cuanto bello y grande se encierra en ella.
“Ámame sobre todas las cosas” os dijo el Padre Celestial por boca de Moisés “y ama a tu prójimo como a ti mismo”. Nada más os ha pedido, sino que hagáis florecer el amor en vuestros corazones, como florecen vuestros huertos y jardines a la llegada de la primavera.
"Y ¿qué cosa es el amor? me preguntaréis… Y ¿dónde encontraremos el amor?… ¿Y cómo conoceremos cuando hay amor en un corazón de hombre?.
"Y yo os digo que el amor, es ese divino sentimiento que fluye de Dios nuestro Padre, hacia todas las almas llenándolas de piedad y de ternura para con todos los seres emanados de su Amor Omnipotente.
"Y para que este divino incendio prenda en todos los corazones, la Eterna Sabiduría ha creado la familia, sagrada escuela del amor, que va del esposo a la esposa, haciendo florecer en torno suyo los hijos, que atados por una dulce cadena en torno a aquellos que les dieron la vida, va ensanchándose en nuevas uniones, en perdurables alianzas, entre las cuales va corriendo como un río de bendición la misma sangre en los cuerpos físicos, y el mismo sentimiento en las almas inmortales.
"¿Y dónde encontraremos el amor? me preguntáis también con vuestro ansioso pensamiento.
"El amor fluye de Dios, y se encuentra como una chispa en todas las almas nacidas del seno del Padre, que es amor. Y se encuentra como una ascua entre cenizas, en las almas primitivas y de escasa evolución; y resplandece como llamarada de antorcha, en las almas adelantadas que cultivaron en sí mismas la bondad, la misericordia, la dulzura divina del perdón para todas las ofensas; la inefable piedad para todos los que sufren en el cuerpo o en el alma las miserias de la vida, las consecuencias de errores propios o ajenos, las desgarradoras angustias del olvido, de la ingratitud, del abandono de aquellos a quienes el corazón se ha prendido por los lazos de la sangre o por alianzas de las almas, que no se rompen ni con la muerte!.
"Allí se encuentra el amor amigos míos… en las almas capaces de sentir en sí mismas la Divina Presencia, porque empezaron ha muchos siglos la tarea penosa y lenta de su purificación.
"La esencia purísima del amor, emanación de la Divinidad, no es perfume que se obtiene en un día; no es flor que se corta en un instante y se prende sobre el pecho; no es luz de cirio que se enciende en un momento, ni es manantial desbordado de repente. Es perfume extraído gota a gota del seno mismo de Dios, que lo da a medida del anhelo de cada alma; es flor de montaña, hacia la cual ha de llegar el alma paso a paso por escabrosas cuestas, en las que irá dejando el sudor de muchas fatigas y regueros de sangre de sus pies heridos!.
"Es claridad de estrellas, obtenidas mediante el vencimiento de las bajas pasiones, que impiden la ascensión triunfante del alma hacia la Divina Luz.
"Es manantial de puras y armoniosas corrientes, que comenzó siendo hilillo de agua apenas perceptible, y que el valor, la perseverancia, el denodado esfuerzo, convierte por fin en un torrente desbordado de aguas de piedad, de misericordia, de dulzura infinita sobre todos los seres, buenos o malos, justos o pecadores, grandes o pequeños, porque todos son hijos del Padre Celestial, de cuyo seno salieron como una chispa y adonde tornarán transformados en llama viva…!
"Tal es, amigos míos, el amor que os pide el Padre en su divina ley por boca de Moisés, y os lo pide con su voz de invisible ruiseñor que canta en la selva, cuando la noche ha llegado…!
“ÁMAME SOBRE TODAS LAS COSAS Y A TU HERMANO COMO A TI MISMO”.
"¡Ámame en el mendigo escuálido y harapiento que tiende a tu paso su descarnada mano implorando socorro…!
"¡Ámame en el huérfano abandonado, a quien sorprende el sueño en los caminos cubiertos de nieve, sin techo y sin pan…!
"¡Ámame en el anciano desvalido, cuyas manos tiemblan apoyadas en una vara de encina, a falta de un brazo amigo en quien descansar…!
"¡Ámame en la viuda sin amparo, que a la soledad de su corazón se une la incertidumbre del mañana, y la zozobra de lo inesperado…!
"¡Ámame en el presidiario, en el condenado a cadena perpetua, para el cual no existe la familia ni la sociedad, que a la angustia de lo irremediable, va unido el remordimiento duro y cruel, como picotazo de cuervo en una herida que aún sangra…!
"¡Ámame sobre todas las cosas, os dice Dios nuestro Padre por boca de Moisés, porque sólo el amor os conquistará la paz, la dicha, el bien y la justicia que buscáis!.
"Tal es amigos míos la Ley Eterna del Amor, único precio puesto por Dios a nuestra felicidad perdurable.
"Nada conquistamos vistiendo un sayal de penitencia y cíngulo de silicio, si alienta en nuestro corazón, como serpiente dormida, el egoísmo y el odio!.
"Nada conquistamos atormentando el cuerpo físico con ayunos y penitencias, si dejamos vivas en nuestro espíritu las fierecillas rabiosas de la malevolencia y de la envidia, de la soberbia y la ambición, de donde surgen como espinas de un zarzal, las rencillas, las discordias, los antagonismos y las guerras que inundan los campos de sangre, las ciudades de ruinas y los corazones de angustia.
"Ámame sobre todas las cosas dice el Señor, al prójimo como a ti mismo, y todo lo habrás conquistado, y tendrás todos los cielos por herencia; y todas las legiones de ángeles, arcángeles y serafines de mis Eternas moradas, serán tus hermanos… compañeros en las fatigas y en el esfuerzo, compañeros en la paz, en la gloria, en la inmarcesible dicha de la posesión eterna del bien.
"La fiebre ardiente de mi deseo, ve ya en lontananza a esta tierra de mis desvelos convertida en un mundo de paz, de dicha y de amor, como muchas de esas estrellas radiantes que atraen nuestras miradas, desde las insondables lejanías de los espacios infinitos…!
"Mas… entre la visión de mi deseo, y la gloriosa realidad, muchas centurias pasarán en la angustia y en el llanto, en la iniquidad y en el odio, hasta que suene la hora en que la Ley Eterna cierre la puerta a espíritus primitivos y a los cristalizados en el mal, y que esta tierra se transforme por fin en huerto cerrado a todo egoísmo, y sólo abierto a la paz, a la esperanza, al bien y al amor!.
"...Me habéis llamado Profeta de Dios, Ungido del Altísimo y habéis dicho verdad, porque lo soy, y os traigo el divino mensaje del Amor del Padre hacia vosotros.
"Por eso sólo, he dejado mi Reino de luz y de amor!.
"Por eso sólo, aprisioné mi espíritu es esta vestidura de carne que no tardaré en dejar, para tornar a la patria de donde salí.
"No la dejaré sin haceros comprender a todos, que es agravio a la Divina Majestad suponerle capaz de cólera y de venganza, porque esos son bajos y ruines delitos, propios de seres viles y malvados.
"No la dejaré sin dejar al descubierto el engaño de los falsos maestros que atolondran a las almas con el supuesto furor Divino, que si pudiera existir, sería para enmudecer su palabra de mentira con que arrastran a los pueblos a la división, a la crueldad, al odio contra sus hermanos que no participan de sus funestas elucubraciones filosóficas, fruto de erróneos principios sobre Dios y la naturaleza, y destinos de las almas creadas por Él.
"No abandonaré esta vestidura de carne sin haber repetido una y mil veces que el bien, la santidad, la justicia, no están en los ceremoniales de un culto cualquiera que él sea, sino en el fondo del alma, santuario de la inteligencia, del razonamiento y de la voluntad; del alma chispa divina e inmortal, destinada a perfeccionarse por el amor a su padre Creador y a su prójimo, que sólo a eso se reducen los diez mandamientos del Mensaje Divino traído por Moisés.
"Antes que yo, lo dijo otro Profeta del Señor: “Misericordia quiero y no sacrificios de sangre”.
“No quiero ofrendas de corazones, rebosantes de egoísmo y de soberbia”.
“No acepto ofrendas de manos manchadas con llanto y sangre de mis hijos oprimidos y vejados”.
"¿Complacerá acaso al Dios de la piedad y del amor, que un rico ganadero degüelle centenares de ovejas y de toros en el altar de los holocaustos, mientras sus esclavos y servidores sufren hambre y desnudez, vejaciones y miserias?.
"¿Estará la pureza y santidad de las almas, en consumir cántaros de cera en luminarias, y sacos de incienso quemados en el altar de los perfumes, mientras bajo las naves del Templo arrastran su angustia y su miseria los que carecen de lumbre en el hogar y de pan en su mesa?.
"¡Oh hermanos míos…!. Mi Padre que es Amor por encima de todas las cosas, no me dejará abandonar esta vestidura de carne hasta que todos vosotros y otros tantos como vosotros, hayáis oído estas palabras mías:
“No son ceremonias ni reverencias, ni postraciones, ni ayunos y penitencias se conquista la grandeza y la dicha del espíritu, sino con el renunciamiento de todo egoísmo, de todo interés personal, de toda soberbia y prepotencia, de toda crueldad y tiranía”.
"Y vosotros que me escucháis, llevad mis palabras por todos los rincones del mundo, por los collados y los valles, por la inmensidad de los desiertos y las profundidades del mar. Y cuando nadie haya quedado sin escucharlas, sentaos a reposar a vuestra puerta, bajo la sombra de vuestras vides tejidas de pámpanos, y decid con la dulce paz de vuestro deber cumplido:
"Hemos sido mensajeros fieles del Ungido del Señor, que trajo a nuestra tierra la esencia pura de la única Ley Divina: ¡Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo!.
"¡Amados míos!… os digo para terminar:
"Venid a mí cuando os halléis fatigados con cargas que no podéis llevar, y con angustias que os hacen imposible la vida!… Venid entonces a mí con vuestros dolores y con vuestras desesperanzas, que yo os aliviaré!…
"Con mi alma rebosante de amor, y mis manos destilando como miel la dulzura Divina, soy para vosotros el don del Padre en esta hora, en que más que en ninguna otra, os quiere manifestar con hechos palpables, la inmensidad infinita de su Amor Eterno!.
"Que la paz sea sobre vosotros…”
Nazareth (enseñanzas a los doce)
“El alma que ama a Díos -decía- de tal manera se unifica con Él, que le siente vivir en sí mima con una potencia y plenitud que llega a absorberle por completo.
"Olvida a momentos que es un desterrado en un mundo de pecado y de dolor, y tiende el vuelo a las eternas claridades que son su plano habitual".
"Preguntado por uno de sus íntimos sobre la enorme diferencia de unas almas con otras, siendo que todas tienen el mismo origen divino e idénticos destinos eternos, el Maestro explicó así:
"No hay en las lenguas habladas por los hombres, palabras capaces de reflejar los secretos del Padre, que son como llamaradas de luz percibidas en momentos determinados por espíritus de avanzada evolución.
"Pero como vosotros, por alianzas de muchos siglos, habéis querido ser en esta hora los que alumbréis el camino abierto por mi ante la humanidad, el Padre pondrá en mis labios su verbo Eterno, y en vuestra mente la lucidez necesaria para comprenderme.
"Encended una hoguera con la hojarasca seca de los campos y los árboles del bosque. El viento sacudirá aquella inmensa cabellera de llamas, que arrojará una lluvia de chispas radiantes en todas direcciones. Observad que de aquellos millares de millones de chispas, no todas encienden nuevos fuegos, sino que la mayoría de ellas caen a tierra donde la humedad del césped o el lodo de los campos las mantiene inermes y semi apagadas, hasta que las chispas hermanas las remueven entre las cenizas y las alimentan con buenos combustibles.
"Desde la eternidad sin medida, y antes de que los tiempos fueran, la energía Suprema como una hoguera inmensa de amor emanaba a millares de millones, partículas radiantes de Sí misma, que se aglomeraban unas con otras en una vasta inmensidad esférica, apropiada a su naturaleza incorpórea, sutil más que el gas y que el éter.
"Allí debían desenvolverse, crecer, expandirse en vida propia, individual, inteligente, como partículas que eran de la Eterna Inteligencia Creadora. Tal como el germen de la vida física se desenvuelve, vive y crece en el seno materno.
"Todas las manifestaciones de la vida en los planos físicos, son como una copia de lo que sucede en las eternas moradas donde guarda el Creador sus secretos casi incomprensibles para la mente humana terrestre.
"Las edades que según nuestras medidas de tiempo, necesitan para desenvolverse y crecer aquellas chispas vivas, partículas de la Divinidad, no puede precisarlo la humana inteligencia. Mas, como nada permanece inmóvil ni estacionario en la Creación Universal, llega una hora en que las chispas son un Yo pensante, y entonces comienza su tarea marcada a fuego, por la eterna ley de evolución y del progreso. El Yo pensante o Ego, como le llaman las Escuelas secretas de Divina Sabiduría, imita a su Soberano Creador y envía hacia un plano físico, o mundo ya en condiciones de albergar vidas orgánicas, una partícula o emanación de sí mismo, para comenzar la escala progresiva de su propia evolución.
"El momento decisivo y solemne en que el Yo pensante envía hacia un plano físico su primera emanación, puede compararse para mejor inteligencia del asunto, con el momento en que un ser nace a la vida material.
"Y así el Ego o Yo pensante, desempeña el papel de un padre de la antigua era, que traía a la vida física numerosa prole. Son las personalidades que se suceden unas a otras, como se suceden los hijos en la naturaleza humana.
"Y del mismo modo que los hijos se distancian enormemente del pensamiento de su padre y tuercen el camino, lo encuentran de nuevo, cometen desaciertos, caen y se levantan, igualmente sucede con las emanaciones inteligentes del Ego o Yo pensante, el cual, como nacido de la Eterna Potencia, tiene su misma inalterable paciencia con los desaciertos, locuras y devaneos de sus personalidades físicas que son creación suya, imagen suya, hijos suyos. Y las edades pasan y los siglos corren como polvareda de arena que llevan los vientos.
"El Eterno Absoluto no tiene prisa ninguna. El Ego o Yo pensante creado por Él, no la tiene tampoco. La evolución no se realiza a saltos, sino paso a paso, como los viajeros en el desierto.
"Casos hay no obstante, en que algunos viajeros vislumbran el peligro de una próxima tempestad, o del avance de una manada de elefantes furiosos, o la proximidad de una selva poblada de fieras, y entonces procuran apresurar cuanto pueden la marcha, antes de que les sorprenda la noche. Esta noche de los viajeros por el desierto, equivale a la terminación de un ciclo de evolución, en el viaje eterno de las almas…
"Esa tempestad, esa tromba de elefantes enfurecidos y esa selva poblada de fieras, son las diversas situaciones en que se ven las inteligencias encarnadas en el correr de sus vidas físicas, todo lo cual puede causarles grandes entorpecimientos, si por holgazanería o falta de previsión no han evitado los peligros, puestos como barreras en su evolución. Todo es comparativo, ya lo veis. Como es arriba es abajo dice el viejo principio cabalístico.
"Hemos levantado una punta del velo que encubre los secretos del Padre, y creo que es lo bastante para que comprendáis el por qué de la diferencia de unas almas con otras. No nacieron al mismo tiempo, ni crecieron con igual presteza, ni anduvieron a igual velocidad, ni vivieron en un mismo medio ambiente, ni entre idénticas circunstancias y bajo la presión de fuerzas y corrientes iguales.
Un inmenso silencio siguió a esta disertación del Maestro. Se conocía que todos meditaban, y el Maestro comprendió que aún quedaban otros interrogantes en la mente de sus íntimos.
-Bástale al día su propio afán -dijo levantándose del sitio que había ocupado en un diván del cenáculo, junto a su madre-. Otro nuevo día nos puede descubrir un nuevo secreto.
"Guardad pues, para mañana eso que bulle en vuestro pensamiento”.
Nazareth (sigue la enseñanza a los doce)
-Anoche pensásteis -comenzó el Maestro- que cuando el Yo pensante o Ego, emite hacia un plano físico su primera emanación inteligente ¿cómo y dónde se coloca éste pequeño soplo o hálito vivo para comenzar la vida de una personalidad?
"Tened por seguro, que la Eterna Sabiduría no ha olvidado ni el menor detalle en las necesidades presentes y futuras de cada chispa divina que debe desenvolverse, actuar y crecer en los millones de mundos destinados a esa evolución primitiva.
"Y entre los millones de espíritus de luz que pueblan las moradas del Padre, están los conductores, maestros y guías de esas chispas divinas o emanaciones inteligentes, a cuyo desenvolvimiento y evolución atienden solícitamente sin abandonarlos jamás, hasta verlas entrar en el augusto santuario del Divino Conocimiento, donde empieza la evolución sin tutela inmediata. Tal como obra un buen padre cuando los hijos llegan a la mayoría de edad.
"Cuando en aquella chispa divina e inteligente ha llegado a despertarse el conocimiento de sí misma, su YO superior o Ego, es desde luego su primer tutor, su guía y maestro íntimo, el cual ha evolucionado a su vez hasta ser señor de sí mismo, y poder marcar o imprimir a sus personalidades, la orientación y modalidad que su libre albedrío le sugiere.
"La solidaridad y armonía del Universo, es tan fuerte para unir en perfecto equilibrio la marcha de los mundos, como la marcha de las almas encarnadas en ellos, que a ninguno le falta ni le sobra lo necesario para realizar su evolución y su progreso eterno. Tiene lo justo.
"De este admirable equilibrio, armonía y solidaridad, nacen las eternas alianzas de las almas, unas con otras. ¿No se establece fuerte alianza entre los padres y los hijos, los hermanos entre sí, los maestros con sus discípulos, los labriegos de un mismo campo, o los pastores de un mismo rebaño?. Y si así pasa de ordinario en la materia que tanto obscurece al espíritu, con mayor facilidad ocurre entre las almas, en los intervalos más o menos largos de su libertad en los planos espirituales.
"En las inmensas legiones de espíritus adelantados, están los que gobiernan los elementos de la Naturaleza: el agua, el aire, el fuego, el éter, la tierra; están los que dirigen la evolución de los reinos mineral, vegetal y animal. Para el ojo previsor de la Eterna Potencia Creadora, no pasa desapercibido ni un peñasco que se desprende de una montaña, ni un hilo de agua que surge de improviso de la grieta de una roca, ni el menudo césped que cubre un escondido valle, ni el musgo que crece en las losas rotas de una sepultura olvidada!.
"Hay inteligencias a millares que rigen y gobiernan todas esas múltiples manifestaciones de la vida, cuya pequeñez e insignificancia aparente, no atrae en forma alguna la atención de las gentes, que ignoran la grandeza encerrada en aquellos humildes orígenes de una evolución futura.
"Tan sólo espíritus de gran adelanto, detienen su atención en una pareja de golondrinas que anidan en su tejado, o en un enjambre de abejas que sin pedir nada a nadie, laboran silenciosamente la miel en un rinconcillo de su jardín; en el perrillo casero que sigue al amo como su sombra durante la vida, y hasta va a gemir sobre la tierra removida de su sepultura.
"Y si para un alma adelantada no pasan desapercibidos estos menudos detalles, en la vida de los seres de especies inferiores que la rodean ¿de qué manera tan diáfana y clara, tan real y precisa estarán en la Suprema Inteligencia, cuya vibración permanente anima toda vida por pequeña que ella sea?.
"¿Os parece imposible que la infinita grandeza de Dios, se ocupe así de lo que para vosotros es de poca importancia o ninguna?.
"No lo pensaríais, si contempláis al Supremo Hacedor como a la Causa única de toda manifestación de vida en el vasto universo.
"Está Él, impulsando la marcha de los mundos, el rodar de las esferas, la danza gigantesca de las estrellas en la anchurosa inmensidad!. Está Él, en el andar lento de las pesadas bestias de la Tierra, como en el vuelo de los pájaros, en el aleteo de las mariposas, en el oleaje de los mares y de los ríos, y hasta en los pétalos delicados de la flor que atrae vuestras miradas!.
"Todo es Él, y en todo está Él, Causa Suprema y única de toda vida, así de lo más grande y hermoso, como de lo más pequeño y hasta despreciable.
"Con la mayor solicitud que cuida un labriego sus sembrados, un pastor su rebaño, y un padre sus hijos, vigila y cuida la Eterna Providencia del Padre sus obras todas, sus creaciones inmensas, ilimitadas, sin término ni medida, y cuyos alcances infinitos no puede abarcar ni comprender la humana inteligencia, mientras se mantiene obscurecida por la envoltura física que reviste en este planeta.
"Ahora comprendéis, cómo y por qué caminos encuentra el lugar de su evolución primitiva, el primer soplo o hálito vivo e inteligente emanado del Yo pensante o Ego, principio divino de todo ser.
"Vuestra oración sea para esto; para conocer la grandeza de Dios y su Amor infinito y eterno, a todas sus obras, a las cuales somete a la invariable ley de la renovación y transformación permanente, hasta llegar a la suprema perfección.
"Yo os preparo para ser maestros de vuestros hermanos, y vuestra oración no ha de ser siempre para pedir el pan de cada día y el alivio de un dolor. Hora es ya de que olvidéis a momentos, vuestra materia física para pensar en la inefable belleza de la Esencia Divina que anima todo lo creado.
"Cuando consigáis dar ese gran paso en vuestro camino hacia el Infinito, o sea olvidaros de vosotros mismos para absorberos en Él, será cuando más cuidados y vigilados estáis por Él hasta el punto de que sin pedirle nada para vuestra vida material, lo tendréis todo con generosa abundancia. Es así de generoso y excelso el Divino Amor, cuando las almas se le han entregado por completo.
"Yo os preparo asimismo, para ser los continuadores de mi enseñanza salvadora de la humanidad terrestre.
"Muchas veces me habéis oído decir: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Soy luz para este mundo y quien me sigue no anda en tinieblas.
"Y así como para entrar a participar del festín de bodas del hijo de un rey, necesitáis invitación especial y traje especial, os digo: la invitación os la traigo yo, pero el traje lo debéis buscar vosotros. Os hablo en un símbolo que tiene perfecta aplicación en este caso. Con mi enseñanza íntima os abro la puerta del Divino Conocimiento, que es el festín del hijo del rey. El traje especial, es la purificación de vuestra alma, mediante el rechazo enérgico y firme de todo pensamiento y acto contrario a la Ley Divina, y después, mediante el amor de Dios y del prójimo manifestado no con palabras, sino con hechos dignos del verdadero servidor de Dios, que ama en Él y por Él, a todas sus criaturas.
"Algunos de vosotros iniciasteis esta purificación al comienzo de vuestra vida. Otros la habéis iniciado después, y para hacerla eficiente en alto grado, cuando os reunisteis en torno mío os envié por setenta días al santuario del Tabor, donde los ancianos maestros os enseñaron a fondo el modo de tejer la túnica especial para el festín simbólico, representación de la unión del alma con la Divina Sabiduría.
"Realizada esta unión por la purificación del espíritu, Ella comienza a entregarnos uno a uno sus eternos secretos, para que uséis de ellos en bien de vuestros hermanos menores.
"Me habéis visto curar todas las enfermedades y aliviar todos los dolores humanos. Me habéis visto calmar las tempestades en el mar y en la tierra, paralizar la acción delictuosa de los seres malvados, desaparecer de pronto en medio de una multitud, llamar a la vida a los que antes de hora la dejaban.
"Y vosotros deberéis hacer lo mismo cuando yo haya vuelto al Padre, y marchéis por mi camino sin mi presencia material”.
"Un murmullo de voces interrumpió suavemente al Maestro que sonreía con su habitual bondad, viendo los azorados ojos de los presentes.
-¡Maestro!… ¡es sueño… puro sueño el pensar que podamos nosotros hacer tus mismas obras!…
-¡Sueños!… ¡ilusiones!… quimeras que no llegarán a realizarse jamás.
Cuando se acallaron los murmullos pesimistas y desesperanzados, el Maestro continuó su enseñanza íntima:
-“Os dije que ya es hora de que vuestra oración haga algo más que pedir el pan de cada día, y que elevándose por encima de todo interés personal, busquéis la unión con la Divinidad, eterna dueña de todos lo poderes que conocéis y los que no conocéis.
"Entre las infinitas moradas del Padre hay estancias radiantes, que si pudierais verlas de cerca os deslumbrarían y acaso os cegarían. No son habitación de humanidades, sino inmensos depósitos o fuentes de esencia elemental viva o energía latente, que espera indefinidamente su evolución futura.
"Mientras va llegando parcialmente esa hora, esta energía latente o esencia viva, puede ser utilizada y llamada a actuar por los pensamientos y deseos vehementes de las inteligencias humanas, encarnadas o desencarnadas. De ella he usado yo para realizar las obras que conocéis en beneficio de los doloridos y enfermos de la tierra.
"Habéis visto que para mí, la oración me ocupa más tiempo que la comida, y que varias veces al día, me aparto de vosotros para orar.
"¿Qué pedirá el Maestro? -os habéis preguntado más de una vez.
"¡No pido nada!. Mi oración es como el que acude ansioso y anhelante a una cita de amor, en que sé que soy ardientemente esperado. La Divinidad y yo somos entonces dos enamorados vehementes, que nos deseamos con una ansia incontenible! Ella es siempre la que da, y yo el que recibe siempre los dones inagotables que manan, como si fueran la sangre viva de un corazón que no se agota jamás!… Mi pensamiento se convierte allí, en una gran fuerza tan poderosa como un vendaval que va de polo a polo rozando la Tierra, llevando en sí mismo el bien, la salud, la paz, la infinita dulzura de su fuente de origen, en la medida de mi deseo.
"Arrastra entonces consigo, inmensa cantidad de esa esencia elemental viva, o energía latente, tan dócil al pensamiento que obra en ella, que se torna en vitalidad para los organismos debilitados, gastados y deshechos; en fuerza moral para los enfermos del alma; en vida nueva para los que acaban de dejarla antes de su hora, en invisible freno para las corrientes atmosféricas que producen las tempestades; en sutil corriente etérea que puede trasportarme en un instante para impedir un accidente desgraciado que afecta a seres inocentes.
"Todo esto y mucho más, recibe el ser que se sumerge por el amor en la Divinidad, mediante ese acto tan silencioso y sutil que llamamos oración. Es el pensamiento unido a la Divinidad, con la cual llegan como en un magnífico cortejo nupcial, las grandes alianzas espirituales que todo ser se va creando en el correr de los siglos y de las edades, y con las cuales llega a formar un sólo pensamiento, un solo sentir, un solo amor.
"Nunca es una sola inteligencia la que realiza las obras que el vulgo llama maravillosas. Es la unión de inteligencias afines, la unión de pensamientos y de voluntades, la unión soberana en el amor quien realiza en los planos físicos las hermosas creaciones del deseo puro, santo, nobilísimo, germinado en una alma enamorada de Dios y de sus semejantes.
"Es evidente que la capacidad de poner en movimiento benéfico esas energías latentes o esencia viva de que os hablo, está en relación con la evolución y progreso espiritual y moral de cada ser.
"Por eso os hice comenzar vuestra senda de cooperadores míos, con aquella purificación de setenta días entre los ancianos maestros del Tabor.
"Por eso Johanán el Profeta-mártir, vació esas energías latentes o esencia viva en las aguas del Jordán, y sumergió en ellas a todos los que acudían a él en demanda de salud, consuelo, paz y esperanza.
"El agua y el vino que bebisteis entre los ancianos del Tabor; el pan y los frutos de la tierra que saciaron vuestra necesidad, impregnados estaban en esa fuerza viva que es fluido en el éter, esencia en el líquido, átomo en los cuerpos, gas en la atmósfera, bruma acariciante y tibia en el resplandor dorado del fuego del hogar. Todo esto fue vuestra purificación inicial, y debido a ella os sentíais renovados, como hechos de nuevo, según lo que vosotros mismos me dijisteis cuando llegué a sacaros de vuestro retiro”.
-Os dije en mi confidencia última que a vuestra oración, en la hora presente, debéis llegar como el que acude a una cita de amor donde sabe que es ardientemente esperado.
¿Quién os espera?… La Amada sobre todas las cosas, la Divinidad, a la cual vais con el ansia suprema del cervatillo a la fuente, del pequeñuelo a su madre, del pájaro a su nido.
"Allí os espera el agua fresca para vuestra sed, el seno materno para vuestra hambre, y el calor del nido tibio para vuestra desolación.
"Vais como el viajero perdido en una selva obscura, a encontrar una estrella nueva que alumbre vuestro camino en adelante, o como el viajero que fue dejando entre los espinos del camino su vestido hecho jirones, y va a buscar un ropaje nuevo de preciosos tejidos que permitan presentarse cuando llegue al término de su viaje.
"La Divinidad, vuestra excelsa Amada sobre todas las cosas, sabe cuanto necesitáis y os da todo, y aun lo que no habéis llegado a pensar, y nada quiere de vosotros sino vuestro amor rendido y ardiente, que os despreocupa de todo lo que no es Ella y para Ella, en el momento solemne de vuestra entrega absoluta…
"¡Vuestra fe vive en Ella!… ¡Todo lo esperáis de Ella!… Amáis a todo cuanto existe en Ella y por Ella.
"¡Es la Amiga Eterna!… ¡Es la Madre Eterna!… Es la Eterna Esposa de las almas que se han vestido con la túnica santa de la purificación, que es in egoísmo, desinterés absoluto, amor compasivo para todos los seres, voluntad permanente de sacrificarse por sus semejantes y de buscar y seguir la verdad donde quiera que se la encuentre.
"El cortejo nupcial de la Amada Eterna, os rodea por todas partes.
"Son las alianzas espirituales que os habréis creado en el correr de las vidas sucesivas, a través de los siglos, y ellas os introducen en el alcázar de nácar y oro, donde según la visión de Bhuda, el dulce Profeta de la India, “entraréis en una región de luz soberanamente bella, más allá de muchos millones de miríadas de mundos, donde estaréis a cubierto de todo engaño, de todo dolor, de toda miseria, tras de siete filas de balaustradas de nácar y ámbar, de siete filas de velos de luz impenetrable, de siete cordones de árboles musicales y movibles, como el resplandor permanente de miríadas de esmeraldas vivas…"
"Y en este elevado asunto, el Profeta de las renunciaciones heroicas, no hace más que confirmar las visiones del filósofo atlante Antulio, de Manha-Ethel cuya lectura escucharéis en una de estas noches si el Maestro Archivero se digna desdoblar para vosotros, los viejos pergaminos con la sabiduría de los Dacthylos continuadores de Antulio.
"A este reino de amor, de luz, de dicha inefable, me he referido siempre que os he dicho: “Mi Reino no es de este mundo”.
"Y sólo por la meditación en la forma y modo que os enseño, puede el hombre penetrar en esos santuarios de la Luz Divina, aún estando sumido en las obscuridades frías y dolorosas del plano físico terrestre.
"Ante una visión semejante ¿qué son todos los reinos y grandezas de la Tierra, sino polvo y escoria?.
"¿Qué son los imperios de Asuero, de Darío, de Alejandro, de los cuales sólo quedan imponentes ruinas?… ¿Qué será la gloria de los Césares?. ¿Qué el nuevo reino de Israel, con el cual sueñan muchos amigos que de verdad me aman, pero que aún no llegaron a comprender que más allá de sus sueños materiales, se dilatan hasta lo infinito las moradas radiantes de dicha y de gloria que guarda la Divinidad, la Eterna Esposa, para quienes la buscan y la aman?.
"Algunos de vosotros vivís aterrados con la visión de mi próxima partida a las moradas de la luz y del amor que trato de haceros comprender, y ese espanto lo engendra y lo mantiene vuestro desconocimiento más o menos grande, de lo que es la vida del ser en aquellas sublimes regiones. Creéis sin duda QUE ES la separación completa; y la ausencia -diréis-, es el olvido, es el rompimiento de los lazos tiernísimos que unen en la vida física a los que se comprenden y se aman, es la anulación de todo afecto, de toda reciprocidad entre los que quedan en la materia y los que partieron al reino de la luz.
"En verdad, os digo, que estáis muy equivocados los que alimentáis tales pensamientos.
"Los seres que vistieron en la tierra la túnica de purificación con sus nobles pensamientos y santas obras de misericordia para con el prójimo, cargado de pesadumbres y miseria, entran al dejar la materia, en aquel divino Reino del amor y de la dicha, y ven continuamente presentes, a todos los seres que le son queridos y que les amaron con puro y desinteresado amor.
"Esto os parecerá difícil de suceder, y hasta imposible, porque desconocéis la fuerza poderosa que el pensamiento humano adquiere en aquellas sublimes regiones, donde las actividades mentales y el amor puro lo es todo, y ninguna valla ni barrera puede oponerse a su formidable poder.
"Los seres que residen en aquellas regiones de inefable dicha, ejercen la acción benéfica de sus pensamientos, de su amor y tierna solicitud hacia los que le son queridos, mucho más que podían hacerlo en la vida material, sujetos a todas las dificultades, tropiezos y contingencias adversas, propias de los planos físicos.
"Más aún: tienen el poder de atraerles hacia aquellas dichosas estancias, ya sea en el desprendimiento natural del espíritu encarnado durante el sueño físico, o ya en las horas de meditación profunda, en que el alma encarnada se aparta voluntariamente de todo lo grosero y vil, para buscar en la Divinidad a los amados sumergidos en Ella.
"Y estos encuentros en las moradas de luz, más allá de la atmósfera y del éter, son la gloria más pura, la dicha más inefable que puede soñar o concebir el alma humana, aún encarnada en un plano físico.
"Imaginaos pues, que me he libertado yo de las cadenas de la materia en que me veis aprisionado, y estoy ya en las moradas del Amor Eterno y de la Eterna Claridad. ¿Creeréis acaso que pueda caber en mí, el olvido de vosotros y de esta dulce alianza que comenzada en épocas lejanas, se ha fortificado inmensamente en esta hora de mi holocausto postrero en favor de la humanidad?.
"Estoy seguro que ninguno de vosotros cree a su Maestro capaz de semejante olvido, sino que antes al contrario creéis con toda firmeza, que mi amor os seguirá envolviendo como un inmenso manto blanco tendido desde lo infinito, ondulante y suave como una caricia materna a veces, y otras como una techumbre de acero para proteger vuestra evolución encargada a mi tutela, siempre que vosotros no rechacéis voluntariamente esta amorosa vigilancia.
"Cuándo la Justicia y el Amor del Padre me hayan levantado a aquellas alturas, podré atraeros hacia mí, de modo tan real y verdadero, como ahora os he llamado a escuchar mi palabra.
"Surge de vuestra mente en este instante esta interrogación: ¿Podremos recordar nosotros aquí en la tierra, que estuvimos a tu lado Maestro unos momentos no más en tus cielos de dicha y de amor?.
"¿Podremos recordar cuanto veamos y oigamos en aquellas radiantes mansiones?.
"En verdad os digo que eso será el fruto de vuestra oración profunda, sincera; oración del alma, no de los labios, oración de sentimiento y de fe, no de frases aprendidas de memoria y pronunciadas mecánicamente como el rodar siempre igual de los engranajes de un molino. Eso no es oración. Es un encadenamiento de palabras más o menos bien combinadas y bellas que pueden poner al alma en un cierto grado de tranquilidad, sin elevarla ni un ápice hacia las mansiones luminosas de la fe viva, de la esperanza justa y pura, y sobre todo del amor intenso como una llamarada ardiente que se dilata hasta lo infinito!.
"La meditación u oración en esta forma que os enseño, os hará poner lentamente en condiciones de recordar en el plano físico, nuestros encuentros gloriosos y dulcísimos en las moradas de luz. Aquí os debo una explicación más.
"Cuando yo, posesionado nuevamente de mi Reino de Amor y de Luz, os atraiga hacia mí durante vuestra meditación, no creáis que lo hacéis en un salto formidable de la tierra donde moráis a la estancia en que yo estaré, sino que iréis pasando de una región a otra, en graduaciones casi imperceptibles, para que vuestra mente no sufra las tremendas impresiones de un cambio tan brusco y tan completo.
"Este plano físico está en obscuridad comparado con el inmediato superior, y a medida que vuestra alma ascienda en ese glorioso camino, irá entrando en regiones más y más luminosas y radiante, hasta encontraros conmigo, que soy el que os habré atraído a mi Reino.
"Oídme pues atentamente: A medida que vais subiendo por las distintas regiones que forman el obligado pasaje, os vais despojando de los fluidos groseros propios de los planos inferiores, y vuestra alma se irá envolviendo en los sutilísimos fluidos más puros y diáfanos que el gas y el éter, porque son vibraciones de luz, colores y sonidos propios de aquellas purísimas regiones.
"Cuando se habrá realizado nuestro amoroso encuentro, nuestra mística cita de amor, será necesario que vuestra alma regrese por el mismo camino, a su plano propio: la tierra donde está encarnada.
"Y así como al subir, se fue cubriendo de los sutiles velos fluídicos necesarios para penetrar en aquellas divinas moradas, al bajar, deberá ir dejándolos para tomar nuevamente los ropajes fluídicos de las regiones por donde va pasando, hasta llegar a la pesada envoltura propia de este plano físico. En este proceso de rigurosa ley, de ir dejando las sutiles vestiduras fluídicas de las moradas de luz, el alma va dejando también gran parte de las impresiones y recuerdos de cuanto vio y oyó en aquellas excelsas alturas, quedándole solamente algo así como una inmensa sensación de paz, de amor, de quietud; un gran deseo de volver nuevamente a la oración, a la soledad, al olvido de todos los goces y alegrías terrestres.
"Pero os digo en verdad, que la continuación de practicar esta forma de oración o meditación, despertará de tal manera vuestras facultades superiores, que poco a poco, vuestra mente irá reteniendo más y más las impresiones y los recuerdos de lo que vio y oyó en estos divinos encuentros, en los cielos o reinos de luz y de amor.
"Y en esta hora solemne, víspera casi de mi partida hacia el Padre, hago un pacto con vosotros y con todos los que de cerca me han seguido en esta última etapa de mi vida mesiánica; y en este pacto, yo soy el que promete y vosotros los que esperáis: Desde mi morada de luz y de amor os atraeré hacia mí en la forma antedicha, y estaré con todos vosotros hasta el final de los tiempos, o sea cuando el Eterno Juicio del Padre llame a separación de los justos y de los réprobos, los primeros a moradas de dicha y de paz; y los segundos a mundos inferiores donde el dolor de largas y tremendas expiaciones les despierte la conciencia de lo que son.
"Y sello mi pacto eterno con todos vosotros diciéndoos, que las fuerzas del mal puestas en acción contra vosotros, jamás os vencerán si os mantenéis unidos a mí como estáis en este instante.
"Al consagrar así mi nueva alianza de amor con vosotros, os doy entrada a mi Reino y os digo que todo amor puro y desinteresado que florece en vuestra vida terrestre, así sea a la familia, a los amigos, a los compañeros de ideal, a los maestros o guías que os enseñan los caminos del bien y de la justicia, os dan derecho para penetrar en mi Reino aún encarnados en este plano terrestre, a compartir sus inefables bellezas, sus elevados conocimientos, muy superiores en verdad, a todos los que pueden adquirirse por los medios materiales en el plano físico.
"Nada queda oculto en aquellas divinas claridades, por lo cual quienes penetran en ellas, pueden leer en los anales eternos de la Luz, imperecederos archivos del Absoluto, donde fue grabada a fuego la historia de la evolución de cada mundo, y de la humanidad que la habitó desde lejanas edades.
"Cuando vosotros, después de esta jornada lleguéis a mi Reino, podréis buscar entre vuestros íntimos amigos de la Tierra a algunos de ellos que con su conciencia despierta a la Verdad, al Amor y a la Justicia Eterna, pueda percibir en estado de vigilia las verdades divinas que queráis sugerirle, para cooperar así desde vuestro cielo dichoso, a la evolución espiritual y moral de esta humanidad.
"Hasta ese punto puede llegar la inteligencia y unión íntima de un morador de aquellas elevadas regiones, con los seres afines y queridos que dejó en el mundo terrestre, siempre que ellos se dispongan voluntariamente y sin intereses personales de ninguna especie, a servir como instrumentos y cooperadores de las inteligencias desencarnadas moradoras de aquellos cielos de luz, de amor y de dicha perdurable.
"¿Puede darse una mayor y más íntima unificación?. ¿Podéis pensar con justicia en que seréis olvidados por los felices moradores del Reino de Dios?.
"Suponeos que estáis ya en aquellas divinas estancias de conocimiento superior y de inefable dicha, dueños de los archivos de la Luz Eterna, en que encontráis grabados nítidamente en forma de panoramas vivos, toda la historia de la evolución de cada mundo con la humanidad que lo habitó, desde que pudo albergar vidas orgánicas. Y veis también que esos panoramas vivos, toda la historia de la evolución de cada mundo con la humanidad que lo habitó, desde que pudo albergar vidas orgánicas. Y veis también que esos panoramas vivos, no concuerdan por completo y en muchos puntos con los relatos llamados históricos que conocisteis en vuestra vida física.
"Y es entonces, cuando el amor a la verdad os abrazará como una llamarada ardiente, y buscaréis con ansia indecible alguno de vuestros amigos íntimos de la Tierra, compañeros de ideales que por su grado de evolución y afinidad con vosotros os sirva como instrumento para percibir en estado de vigilia, vuestras sugerencias, relatos o poemas que veis claros y vívidos, en las divinas moradas del Reino de Dios.
"¿Podéis medir y comprender la sublime grandeza de este apostolado de la Verdad Eterna, que realizaréis desde lo alto de vuestros cielos de luz, de dicha y de amor, en beneficio de la humanidad que conoce tristemente desfigurados, los acontecimientos más notables de su propia historia?.
"Los actuales afiliados a las ignoradas Escuelas de Divina Sabiduría, conocemos gran parte de la historia de la evolución humana terrestre desde sus comienzos, debido a los relatos de muchos hermanos moradores de aquellos cielos dichosos donde impera la verdad absoluta.
"Las evoluciones promovidas por los Flámenes en la desaparecida Lemuria, por los Profetas Blancos en Atlántida, también dormida bajo las aguas, por los Dacthylos del Ática prehistórica, y por los Kobdas del Nilo, antes de las dinastías faraónicas, nos son conocidas justamente por el medio que os acabo de insinuar.
"Esta misma evolución actual promovida por la Fraternidad Esenia continuadora de Moisés, será referida a la humanidad un día, extrayendo de los Archivos eternos de la Luz, las verdades que escapan de ordinario a los relatores terrestres, más o menos informados, más o menos parciales al referir los acontecimientos, ya sea en asuntos políticos, campañas militares, o desenvolvimientos filosóficos o religiosos de las porciones de humanidad, países o ciudades afectados por ellos.
"Tal es amigos míos la comunión de los santos, la comunión de las almas con la Divinidad, hacia la cual nos sube la oración profunda, sincera, grito del alma desterrada en los planos físicos, palpitación de nuestra propia vida, añorando su origen divino.
"¡La oración!…¡vuelo sublime del pensamiento hacia lo Absoluto!.
"¡Fuerza desconocida de la mayoría de las almas encarnadas en esta Tierra, que enloquecidas por los deseos materiales no alcanzan a comprender que cuanto más se alejan de su centro original, más, más y más desventuradas son!…
"¡La oración!…¡dulce cita de amor, del alma encarnada en la Tierra con los moradores del Reino de Dios!.
"Orad cuando yo haya vuelto a mi Padre, y Él me enviará a vosotros tan real y verdaderamente como lo estoy en este instante.
"Y cuando reunidos en mi nombre me llaméis con vuestro pensamiento, estaré en medio de vosotros para deciros: La muerte no es la separación para los que de verdad se aman. La muerte es la libertad del alma de la pesada envoltura material que pone trabas penosas a sus grandes anhelos!…
"La fe y el amor se dan la mano, para abrir ante las almas ebrias de luz por la oración profunda, toda la magnificencia del Reino de Dios!…
"¡Orad!…¡orad, y los cielos infinitos se abrirán para vosotros como al soplo divino de un poderoso Fiat!.
Templo de Jerusalén (frente al Sanhedrín)
Abrió el libro de Isaías y leyó estos dos versículos del cap. 55: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni mis caminos vuestros caminos, - dice Jehová. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos y mis pensamientos que vuestros pensamientos”.
Cerró el libro y su tranquila mirada se extendió por toda aquella multitud pendiente de su palabra. Una veintena de doctores, escribas y magnates del Templo, apoltronados en grandes sitiales, iban también a escucharle.
Tenían pues ante ellos al tan celebrado Profeta Nazareno, que desde hacía tres años andaba llenando el país con la fama de sus portentosas obras.
Y se hicieron todo oídos par no perder ni una sola palabra:
Y el joven Maestro, comenzó así:
“La más alta sabiduría que puede encontrar el hombre en la tierra es aquella que le pone al descubierto los pensamientos y los caminos de Dios.
"¡Bienaventurado aquel que logra encontrarlos y que tiene la fuerza y la voluntad de seguirlos!.
"Y desdichados mil veces aquellos que habiendo recibido la iluminación necesaria par leer en el pensamiento divino, cierran su alma a la verdad anunciada, como cierra su puerta el que rechaza la luz del sol.
"A este mismo pueblo amado del Señor, dirigió aquellas palabras nuestro gran Profeta Isaías, para impulsarlo a seguir los caminos de Dios antes que los caminos marcados por los hombres.
"El pensamiento divino, cual un astro radiante se levantó para Israel en el amanecer del desierto; y la palabra de Moisés le dio forma, y los diez mandatos divinos surgieron como estrellas en el cielo obscuro de la humanidad.
"He ahí los caminos señalados por Dios a todo hombre venido a esta tierra. Y ¡cuán pocos son, los que llevan por ellos los pasos de su vida!.
"Porque es más fácil llevar una ofrenda al altar de los holocaustos, que acallar un deseo nacido en el corazón como un áspid venenoso.
"Porque es más fácil ayunar un día, que renunciar a los bienes que el prójimo adquirió con el sudor de su frente.
"Porque es más fácil encender cirios y quemar inciensos, que apagar un odio generador de venganzas.
"Porque es más fácil arrojar a un hambriento un mendrugo de pan que decirle: Ven a mi mesa y partiré contigo mi pan y mi vino.
"Es más fácil cumplir escrupulosamente con las abluciones de ritual, que limpiar el alma de la avaricia y la soberbia.
"Es más fácil doblar las rodillas y gritar a todos los vientos: Santo, Santo, Santo es el Dios de los ejércitos, que amarle sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.
"Pueblo de Israel que me escucháis bajo las naves del Templo de Salomón. Desandad en vuestra memoria los caminos andados, y llegad de nuevo a Moisés que trajo el mensaje de la Ley Divina más perfecta que han visto los siglos, única que puede dar la verdadera dicha al corazón del hombre.
"En su bueno o mal cumplimiento estribará vuestro futuro feliz o desventurado, y tened por cierto que en el día de la eterna justicia que llega ineludiblemente para toda inteligencia creada, no se os pedirá cuentas de cuántos becerros mandasteis inmolar sobre el altar, ni de cuántas medidas de aceite y vino depositasteis en las bodegas del Templo ni de cuánto oro trajisteis a sus arcas; pero sí se tomará estrechísima cuenta de todo mal que hayáis hecho a vuestros semejantes, así sea el más infeliz de vuestros esclavos!. Se os señalarán como marcadas a fuego todas las injusticias que habréis cometido, todos los dolores causados a vuestros hermanos todo el llanto derramado por vuestra causa porque todo ello atenta contra aquellas palabras de la Ley: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
"Y si miráis por otra faceta del prisma maravilloso de los pensamientos de Dios, a que aludió el Profeta Isaías, veréis cómo en los anales eternos de la Luz Increada, resplandecen como estrellas vuestras obras de misericordia sin quedar olvidado ni un vaso de agua que hubiereis dado con amor a cualquiera de vuestros semejantes.
"Desfilarán ante vosotros como en un panorama vivo, todos los desnudos que habréis vestido, los hambrientos que habréis llevado a vuestra mesa, los enfermos que habréis asistido, los presidiarios que habréis alumbrado con luz de esperanza, los huérfanos, las viudas, los desamparados a quienes habréis abierto vuestro corazón como un nido tibio a su helada desolación…
"Y entonces una voz poderosa y eterna bajada como un torrente de armonías inefables, resonará por todos los mundos que pueblan el Universo, y sentiréis que penetra todas la s fibras de vuestro ser cuando os dirá:
“Venís a Mí vosotros que habéis hecho obras conforme a mis pensamientos y habéis andado por mis caminos de justicia, de paz, de fraternidad y de amor. De mi Amor Eterno nacisteis, y a mi Amor Eterno volvéis envueltos en la túnica blanca de mis escogidos, los que calcaron en sus vidas mi supremo mandato: “Ama a tu Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.
"Sublime Ley de Jehová, mensaje divino de Moisés que une a todos los hombre de la tierra en amorosa hermandad, que destruye todos los odios y anula el crimen y la venganza.
"¡Sólo ella tendrá el soberano poder de destruir para siempre los antagonismos de razas, los privilegios de castas, dinastías y familias!. ¡Tendrá el invencible poder de arrasar como el simún en el desierto, las fronteras que dividen los pueblos, las barreras religiosas que apartan los unos de los otros, la hostilidad de las diferencias sociales, que son mares de oro para los unos y muladar de miserias para los otros!.
"Tan sólo por ella se cumplirán las palabras del Profeta Isaías en su capítulo 11: “Morarán juntos el lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará; el becerro y el león andarán juntos y un niño lo pastoreará.
"La vaca y la osa pacerán unidas y el leopardo y el buey comerán la misma paja.
"El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid y extenderá su mano sobre la caverna del basilisco.
"No harán el mal ni dañarán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Dios, como cubren las aguas la inmensidad del mar".
"Pueblo de Israel, amado de Jehová, esperad el día de la justicia y del amor, que es promesa divina y no puede faltar.
"¡Los cielos y la tierra se mudarán, pero la palabra de Dios permanece eternamente!…
-“Pueblo de Israel, amado del Señor. Venís desde Bethania en seguimiento del Profeta de Dios que nada nuevo os puede decir, sino lo que otro Profeta de Dios os dijo seis centurias atrás. Dice Isaías en el capítulo primero v. 11: ¿Para qué venís a Mí -dice Jehová- con la multitud de vuestros sacrificios?. Harto estoy de holocaustos, de carneros y de sebo de animales gruesos, no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de cabrones.
"¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis a presentaros delante de mí, para hollar mis atrios?.
"No me traigáis más vanos presentes, el perfume me es abominación; luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras solemnidades; aborrecidas las tiene mi alma, gravosas me son, cansado estoy de escucharlas.
"Cuando extendiereis a Mí vuestras manos. Yo esconderé de vosotros mis ojos, porque llenas están de sangre vuestras manos.
"Lavad, limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras.
"Aprended a hacer el bien, buscad la justicia, restituid al agraviado; oíd en derecho al huérfano, amparad a la viuda.
"Venid entonces a Mí -dice Jehová-, y estaremos a cuenta, y vuestros pecados como la nieve serán emblanquecidos.
"Si así lo hiciereis, recibiréis en vosotros todo el bien de la Tierra”.
"¡Pueblo de Israel, amado de Jehová!. Pocos años llevo siguiendo de cerca vuestros caminos desventurados, llenos de sombras, de dolor y con escasas alegrías.
"Con vuestras almas estremecidas de angustias y vuestros cuerpos heridos por muchas enfermedades, os encontré un día al pasar por esta tierra de promisión para vuestra dicha, y que la inconsciencia de vuestros Jueces, de vuestros Reyes y de vuestro gobernantes empapó de sangre y apestó sus campos feraces de cadáveres insepultos.
"Vuestros antepasados sembraron vientos y vosotros sufrís tempestades.
"Vuestros antepasados pisotearon la Ley de Moisés y olvidando que ella les decía No matarás, contestaron al mandato divino desatando como vendaval la matanza y la desolación.
"Vuestros antepasados olvidaron la ley que les mandaba amar al prójimo como a sí mismos, amparar al extranjero y partir con él los bienes de esta tierra, y tomaron en dura esclavitud a los vencidos, carne de látigo para enriquecerse a su costa.
"A vuestros antepasados dirigió el Profeta Isaías las palabras que habéis oído, y yo refresco sobre ellas vuestra memoria, para que borréis con una nueva vida la iniquidad de vuestros mayores.
"La palabra de Isaías escrita en los Sagrados libros, pero ausente de los corazones, es un astro de esperanza si vosotros abrís a ella vuestro espíritu, y la calcáis a fuego en vuestras obras de cada día.
"Si he devuelto la salud a vuestros cuerpos y la paz a vuestras almas, es porque mi Padre que está en los cielos me ha dado todo poder al enviarme a esta tierra, para remover los escombros bajo los cuales la inconsciencia humana ha sepultado la Ley Divina hasta el punto de ser ella olvidada de los hombres.
"La palabra de Dios que os trajeron todos los Profetas y que oís también de mi boca, vale más que todos los holocaustos, que todas las ofrendas; más que el Templo y el Altar que destruirán las hecatombes humanas, mientras la palabra Divina permanecerá eternamente.
"Santo es el Templo y el Altar si hacia ellos llegáis con el corazón limpio de todo pecado contra la Ley Divina; pero ellos se tornan en vuestra condenación, si a la oración de vuestros labios no va unida la conciencia recta y la voluntad firme de ajustar vuestra vida a los mandamientos de Dios.
"Si en los corazones anidan como víboras, los malos pensamientos y los codiciosos deseos en contra de vuestro hermano ¿de qué servirá que claméis Padre nuestro que estás en los cielos?.
"Os engañan miserablemente, los que os dicen que para purificaros de vuestras miserias y debilidades., os basta presentar ofrendas en los altares del Templo.
"Ya habéis oído las palabras que el Señor dijo al Profeta Isaías.
"Harto estoy de holocaustos, no me presentéis más vanas ofrendas. Lavad y purificad vuestras almas, limpiad de iniquidad vuestras obras, buscad el bien y la justicia, y entonces estaremos a cuenta.
"Cuando hayáis pecado en contra del amor de Dios y del prójimo, que es el mandato supremo que está sobre todo mandato, arrepentios de corazón, y deshaced el mal que habéis hecho a vuestro hermano mediante un bien que le compense del daño. Y entonces vuestro pecado quedará perdonado.
"La piedad y la misericordia son las flores preciosas del amor fraterno; son el divino manantial que lava todas las manchas del alma. Corred a lavaros en esas aguas purificadoras, más aún que las del Jordán bendecidas por la palabra y la santidad de Johanan, el Profeta mártir que vivía de miel y frutas silvestres, por no recibir donativos de ninguno de vosotros.
"Comparad el desinterés de ese hombre de Dios, con las fortunas colosales que han amasado los magnates del Templo, con el sudor de vuestra frente, y con los sufrimientos de todo un pueblo agobiado de tributos de toda especie.
"Palabra de Dios es la que os dice: ama a tu prójimo como a ti mismo, no hagas a otro lo que no quieras que se haga contigo. Pero no es palabra de Dios la que os manda traer más y más oro a las arcas del Templo, más y más aceite, vino y trigo a sus bodegas, para enriquecer a su príncipes que viven entre el lujo y la fastuosidad. En una mísera cabaña vivió Moisés pastoreando los rebaños de Jetro, su protector, y mereció que el Señor le dejara ver su grandeza y le diera su Ley Divina para todos los hombres.
"Catorce años de trabajo y honradez empleó Jacob en adquirir un rebaño para dar de comer a su numerosa familia, y después de probada su virtud con grandes dolores sufridos pacientemente, Dios le hizo padre de las Doce Tribus que forma la numerosa nación de Israel. Por los frutos se conoce el árbol. No busquéis rosas en los abrojales, ni cerezas entre los espinos.
"Cuando veáis a un hombre que nada os pide y que todo os lo da por amor al bien y a la justicia, corred detrás de él, porque ese es un hombre de Dios. A él pedidle la Verdad, porque ese hombre ha merecido recibirla, no para él sólo, sino para darla a todos los hombres. ¡Y la Verdad os hará grandes, fuertes, invencibles!. ¡La verdad de Dios, os hará libres!.
"La libertad es un don de Dios a los hombres. La esclavitud es un azote del egoísmo y la iniquidad de los hombres.
"Inclinad vuestra cabeza en adoración a ese Dios Supremo, que es Dios de la libertad, de la justicia y del amor, y acatad reverentes su Ley soberana dictada a Moisés para haceros dichosos sobre la tierra; pero no os inclinéis serviles a las arbitrarias leyes de los hombres, no aceptéis lo que la razón rechaza como un baldón a la dignidad humana.
"La inteligencia que resplandece en todo hombre venido a este mundo, es una chispa de la Suprema Inteligencia Creadora, y los que tratan de encadenarla con leyes absurdas tendientes a favorecer mezquinos intereses, cometen un delito contra la Majestad Divina, única que puede marcar rumbos a la conciencia humana, mediante esa Ley sublime en su sencillez, clara y precisa que lo dice todo, que lo abarca todo y que lleva a la humanidad de la mano como la madre a su niño hacia el jardín encantado de la felicidad y del amor.
"Los poderosos de la Tierra que gozan dictando leyes que son “cadenas para la inteligencia, para la voluntad y la razón, se creen ellos grandes, libres y fuertes porque atan a su yugo los pueblos inconscientes e indefensos. La embriaguez del oro y del poder les ciega, hasta el punto de no ver que tejen su propia cadena y cavan su propio calabozo para el día en que la muerte diga: ¡basta! a esa desenfrenada cadena de injusticias y de delitos. Buscad a Dios-Sabiduría y Amor, en la grandiosidad infinita de sus obras que resplandecen a vuestra vista, y no le busquéis entre el humo nauseabundo de las bestias que se degüellan y se queman como ofrenda al Señor y Dueño de toda vida que palpita en la tierra.
"Acercaos al altar de Dios con el corazón limpio de odios, de perfidias y de vilezas; acercaos con las manos llenas de flores santas de la piedad y del amor que habréis derramado sobre vuestros familiares, amigos y conocidos, sobre todos los seres que cruzaron vuestro camino; acercaos con el alma rebosante de perdones, de nobles propósitos y de elevadas aspiraciones, y sólo entonces nuestro Dios-Amor os reconocerá por sus hijos, os cobijará en su seno y os dirá, contemplándoos amorosamente: “Porque veo reflejado en vosotros mi propia imagen que es Bondad, Amor y Justicia; porque habéis hecho de mi Ley vuestro camino eterno, entrad en mi Reino de Luz y de Gloria a poseerle en dicha perdurable, conforme a la capacidad que puede caber en vosotros mismos.
"Tal es, amigos míos, la Justicia del Supremo Hacedor de todo cuanto existe, ante el cual nada son los holocaustos de bueyes o de carneros, sino la pureza del corazón y la santidad de las obras; nada son los ayunos y penitencias, el vestir de cilicio y cubrirse de ceniza, sino la justicia en todos los actos de la vida, y el dar a los semejantes lo que quisiéramos se nos diera en igualdad de circunstancias.
"¡Hijos de Abraham, de Isaac y de Jacob!… ¡Pueblo numeroso de Moisés y de todos los Profetas!… Tomad de nuevo la vieja senda marcada por ellos, iluminada por la radiante claridad de la Divina Sabiduría, y borrad valerosamente la prevaricación a que os arrastraron falsos profetas; llevando como única divisa en vuestra vida, las frases sublimes, síntesis de toda la ley:
“Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.
"¡Que la paz del Señor sea sobre vosotros!.