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biografía de la autora


Mensajes de los Maestros recibidos por miembros de FCU

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Una Parábola de Buda

Este mensaje fue dado por el Maestro Gamaliel.
No tenemos la introducción donde nos anunciaba que nos iba a relatar una parábola que Buda refirió un día.

Primera Historia

En una casa había un gran sabio. Un día llegó hasta él una persona anhelante, suplicante, que estaba a punto de morir y le pide que por favor le ayude. Resulta que este sabio no tiene en este momento como ayudarle ya que sólo tiene una copa de veneno de repugnante sabor, agrio, que mata causando grandes dolores al alma.

Este hombre que llega, que sabe que está muriendo, busca una solución para sus problemas, algo que le alargue sus padecimientos o que lo lleve a la felicidad. Le pide que le de beber de esa copa. El sabio, alarmado, le dice que no, que es un veneno con sabor hediondo, que sólo lo hará sentir asco y morir más rápido y de una forma más dura. No obstante, esta persona decide tomarlo y muere más rápido, tal como el sabio le dijo. Esta persona representa a alguien que en la Tierra realiza sacrificios sin sentido, y como eran sin sentido, no logró su salvación, ni logró la felicidad.

Buda lo dijo refiriéndose a los Brahmanes, que habían confundido al pueblo haciéndoles creer que sólo la gente que se sacrificaba en padecimientos podía realmente llegar a Dios. De allí, surgieron los faqirs, que se acostaban en vidrios, comían sólo estiércol, vivían sólo de la limosna que le ofrecían, vivían en total negación y desprecio de la dignidad humana. Esto era considerado por Buda como el gran error y los llamaba los que viven mal hoy para morir mal en el futuro.

Segunda Historia

Llega a donde otro sabio una persona que sabe que va a morir, pero no le importa, le pide al sabio que por favor le deje disfrutar de un sabor sutil, rico, algo que colme sus sentidos. El sabio le dice que tiene una copa con esas características pero que tiene veneno, que lo matará y lo hará sufrir en el futuro pero que el sabor es muy agradable. Esta persona decide beber de esta copa, no le importa porque, al fin y al cabo, sabe que se va a morir y no le interesa vivir. Lo toma, disfruta mucho y muere y sólo queda escoria.

Buda se refería con ésto a las personas que buscaban la felicidad en la sexualidad, en los placeres mundanos y en el poder. El sabía que la sexualidad, sin amor, por puro placer, atentaba contra nuestra naturaleza Divina y sólo causaba vacío. A este caso lo llamó Buda, los que viven bien hoy para morir mal en el futuro.

Tercera Historia

Una persona sabe que va a morir pero quiere salvarse. Acude adonde otro sabio y él le saca una copa y le dice que ésta tiene un brebaje putrefacto, lleno de estiércol, pus, sabe muy horrible. Le dice que lo beba y que se salvará. La persona duda de ingerirlo ya que se siente incapaz ante el aspecto inmundo que tiene. El sabio insiste, mostrándole que ésa es la salvación. La persona lo hace, pasa un trago muy amargo pero logra salvarse.

Buda se refería con ésto a aquellas personas que de corazón no les interesaba cumplir la Ley, pero lo hacen por salvarse. Sufren por no robar, sufren por no tener poder, sufren por no ser muy ricos, sufren por no saciar su sexualidad, pero logran a cambio la salvación. Pasan una dura temporada aquí en la Tierra pero logran salvarse. A este caso Buda lo llamó los que viven mal hoy y viven bien en el futuro.

Cuarta Historia

Una persona sabe que va a morir pero quiere salvarse. Acude adonde otro sabio y él le da a beber una copa con miel, crema, azúcar, bananos, helados. La persona la bebe e inmediatamente se salva. ¿Quién es esta persona?.

Es la persona que no peleó en contra de la Ley Eterna sino que la aceptó en la paz de su corazón, que buscó la tranquilidad en el silencio, evitando al máximo las palabras; en no desear cosas que no están en la Ley; en tener una vida justa, casi santa, una vida de amor hacia todo; amaba el alimento que caía en su plato; no le importaba si lo juzgaban o hablaban mal de él, porque él no vivía del qué dirán; no le importaba la soledad de su vida sino que la añoraba porque allí encontró la paz y pudo cumplir la Ley, pudo ser feliz y dichoso, y se salvó. A este caso Buda lo llamó los que viven bien hoy y viven bien en el futuro.

La doctrina de Buda era la de este último sabio. Una doctrina para las personas que quieren caminar hacia la paz y al amor. El camino está expuesto en tres grandes leyes.

·       Evitar el desear.

·       Evitar pensar mal, actuar mal o hablar mal (las personas que viven en el silencio y poco se fijan en el actuar de las personas son las que cumplen fácilmente esto).

·       Buscar la contemplación en la vida (contemplación que es sinónimo de estar vivo, ser consciente del frío, del calor, del hambre, del sabor de una bebida, de lo que le pasa al pobre o al rico, sin juzgar, sin inmutarse, con la paz total).

Esta doctrina fue tergiversada y se volvió en la doctrina del vivir mal hoy para vivir mal en el futuro. El no desear no quiere decir no anhelar, significa quitar los placeres bajos que amargan el alma y transgreden la Ley Eterna. Se debe anhelar el crecimiento espiritual, la felicidad para todos, el disfrutar las comidas, el encontrar la paz, en el reino de los cielos o en la vida misma. La Ley nos recompensará por haber actuado así, nos recompensará en amor, en prosperidad, con el don de la salud, con un futuro promisorio, acercándonos cada vez más al reino de los cielos; tal cual así, Buda lo percibió.

Camino delicado y sutil; sin meditación, que es sinónimo de la contemplación, no se puede avanzar, porque quien no medita, quien no se contempla a sí mismo, no puede despertar, y si no está despierto, cómo va a caminar?.

Gamaliel



Buscar a Dios dentro de nosotros mismos

Muy buenas noches, hermanos míos. La Ley Eterna me permite hablaros unas palabras muy cortas que espero dejen un gran eco en vuestros corazones.

Cuando yo vivía en la edad media, el mensaje Crístico había sido de nuevo vuelto una institución dogmática; habían pasado 1200 años en los cuales la humanidad se había extendido y el mensaje había comenzado a florecer, principalmente en los reinos. En esa época, tuve la gran misión de restaurar iglesias y fundar una secta de monjes. ¿Por qué?, preguntaréis.

Porque la humanidad pasaba por un momento difícil, donde la oscuridad, debida a la ignorancia, dominaba toda Europa. El mensaje Crístico prácticamente se había apagado y nadie quería comprometerse con esa causa. Yo inicié la fundación de templos en Europa con un grupo de gente. ¿Qué buscaba?, buscaba darles a la gente un lugar para encontrarse con el Cristo, un lugar en el que pudiera la gente común y corriente sentarse a meditar en las enseñanzas y dedicarse a la oración, parte esencial de cualquier Cristiano. Ahora, ¿monjes por qué?.

Porque era necesario mostrarle a la gente que no en la riqueza estaba el Cristo sino en la humildad. Comprenderéis que luego de reinados de poder, el nombre del Cristo se había asociado a la realeza y poca gente lo asociaba a la humildad, al desprecio de todo lo terreno, cosa que los monjes hicieron con el ejemplo de sus vidas, la austeridad de sus viviendas, de su vestidura. El dedicarse a la construcción de templos sin ningún beneficio económico, era algo que realmente parecía extraño en esa época.

El resultado, como vosotros sabéis, fue la creación de muchos templos que cubrieron toda la tierra y de la conformación de la orden de monjes como una comunidad establecida que ha durado por largas centurias. ¿Qué pasa hoy?.

Hoy es la hora de dar un paso más. La humanidad de esta época es una humanidad que cambia, que piensa, que cuestiona, pero lo que no han encontrado aún, es que la comprensión de que el verdadero templo es el corazón de cada uno. Que un templo católico, musulmán o budista, es idéntico a la habitación de cualquier persona que en silencio quiera hablar con Dios, con el Cristo, y es allí, por supuesto, donde se encuentra el Dios que mucha gente busca sólo en las iglesias.

La oscuridad de esta época, debida a la ignorancia, hace que la gente no cree en un Dios que esté dentro de sí. El Dios que hablan las iglesias es un Dios distante, un Dios de piedra. Os exhorto, como cristianos, a cumplir con vuestro deber de esta hora. Mostraros un nuevo camino, donde luchéis por enseñarle a cada persona que Dios no se busca en las iglesias sino en el corazón y en el silencio del alma, que los templos son obras de piedra hermosas, pero !tan vacías...! como los puentes y las calles.

Hermanos de esta época, os llamo a que como yo un día comencé un cambio de actitud, lo hagáis asimismo vosotros, con la gente que os rodea, a la cual debéis enseñarle, guiarle, educarle. Todos somos uno y Dios está en cada uno, no en una institución, no en un templo.

Que Dios os bendiga, amigos de siempre,

Francisco de Asís.



Las barreras contra las que luchamos

Paz y Amor para todos los seres.

El cielo en esta hora es como una gran cadena de almas, todas unidas en pos de un único Ideal. Esta cadena se une con la cadena de almas hermanas, amantes del D. Maestro, seguidoras más o menos cerca de sus ideales. Es el Amor quien anuda los hilos, quien teje las grandes realizaciones; el Amor es y será siempre el camino a seguir, el más seguro y el más rápido.

¿Contra qué luchamos en esta hora?. Luchamos contra varias barreras que pretenden poner obstáculos a la realización del plan Divino sobre esta humanidad. Deseo hablaros sobre algunas de estas barreras, que ahora vosotros y nosotros debemos superar, porque la Ley de esta hora ya nos marca el camino a seguir.

La primera barrera, son las fuerzas oscuras que siempre han estado allí y que ahora, en el final de ciclo, se acercan más buscando cortar el hilo que sostiene la obra del Maestro: El Amor Fraterno y la unión entre el plano físico y el plano espiritual.

Las corrientes de pensamiento que la masa genera, sumados a la cadena de pensamientos perturbadores de la paz que la oscuridad siembra en vosotros, impide la formación adecuada de una bóveda psíquica que os proteja de la influencia exterior, y nos permita protegeros y guiaros adecuadamente en esta hora.

El esfuerzo de miles de almas encarnadas y desencarnadas en esta hora, es quien hace frente a esas corrientes densas que parecen envolverlo todo. El amor de muchas almas, que tejen nuevos hilos de unión, derraman las flores de la paz, del consuelo y de la esperanza sobre todos, os habla de cómo el Amor siempre vela por sus hijos, que le buscan y le reclaman.

Os pedimos estar preparados para luchar contra esta primera barrera, mirando en vuestro interior dónde puede anidar el desamor, las bajas pasiones, el miedo y la falta de fe; limpio el interior, se cortará el hilo denso que sobre algunos se ha tejido. Igualmente, debéis tener presente que el exceso de preocupaciones debilita el aura conjunta de protección en la que vuestros amigos del Plano Espiritual os quieren sumergir.

La segunda barrera con que luchamos es la vertiginosidad de la vida, que nos envuelve en pensamientos demasiados intensos, alejándonos de lo que es y significa el camino a seguir en esta hora: la Purificación.

La Ley Eterna exige la pureza de todos sus colaboradores en todas sus realizaciones. La Luz sólo podrá bajar sobre vosotros, en esta hora de cambio, si vuestro interior es puro. El desbroce de vuestro interior tiene como objetivo preparar el terreno sobre el que la Luz Divina se ha de verter.

Sólo en vuestras manos está el pasar esta barrera; contáis con la Luz y el Amor de nuestro Divino Maestro que desde su cielo os sigue, os llama y busca ayudaros a conseguir esta purificación. El amor salva todos los abismos, y aún si se ven llenos de defectos y pasiones sin dominar, no desfallezcáis. Buscar el reino de los cielos y lo demás se os dará por añadidura; es decir, hacer en vuestro interior un templo al Amor Fraterno y veréis que todo lo que pidáis se os dará y podréis dominar vuestro mundo interior.

El mundo exterior exige esfuerzos que en la Ley están contemplados, mas no podéis dejar que éste os asfixie por completo. Buscad cumplir en lo material sin afectar lo espiritual, que es vuestro verdadero objetivo en esta hora.

Que la paz sea con vosotros hoy y siempre.

Filón



El Apostolado

Una jornada apostólica... difícil camino para todos aquellos que han decidido seguirlo; exige demasiado.

¿Cuál es el éxito de un apostolado?, descansar en Dios primero que todo; Dios es el Principio vital, si buscamos ese Principio no fallaremos. Todo apostolado tiene unas bases bases sólidas sobre las cuales se construyen las obras–; una es el amor entre hermanos, capaz de ayudarse mutuamente en la obra a cumplir; y la otra es la unión con ese principio que llamamos Dios, para que nuestros actos, palabras y pensamientos sean emanaciones de su voluntad.

Contrariamente a lo que algunos pueden pensar, el apostolado está muy lejos de ser una tarea de soledad –lo es en un sentido, porque estas almas son enfrentadas a situaciones con el mundo y sufren normalmente la soledad–, pero digo que ésto es mal entendido, porque los verdaderos apóstoles son aquellos que se unen tanto a Dios que todos sus actos, por pequeños que sean, tienen como fin seguir un designio de ese Principio que nos indica los pasos a seguir. Caminar por nuestra cuenta en un apostolado es destruir la obra, es un acto de gran soberbia.

Explorar todas las noches vuestro interior, detenidamente, mirar cada cosa que hay allí, por pequeña que sea, y encontraréis las raíces de los problemas que más tarde os saldrán al paso en las jornadas apostólicas; eliminarlos ahora que tenéis la paz y el recogimiento para sacar, una a una, las malas hierbas de vuestro huerto interior –que llegada la hora no habrá tiempo–.

Los apostolados son importantes pero duran poco tiempo; si somos capaces de unirnos por completo a ese Principio antes de comenzarlos, habremos hecho la mayoría del camino; si tenemos la fuerza de voluntad y el valor para no desfallecer en el camino, y si sabemos confiar en el amor, habremos completado nuestra jornada apostólica sin siquiera entender cómo.

Desbroce del huerto interior, unión con la Divinidad, Fe en el Amor: he ahí los tres ingredientes que se necesitan en el camino apostólico.

Filón



La diversidad compone una única melodía

Hermanos:

La Divina Providencia siempre vela por todos y es ella quien me permite unas breves palabras a vosotros.

Cada uno de vosotros es como una pieza de una melodía que va uniéndose al resto para formar la música. Cada uno es distinto, como distintos son vuestros espíritus; cada uno ha recorrido de forma distinta el camino espiritual; ahora estáis juntos para componer una sóla melodía.

Si alguno de vosotros se siente distinto al resto !no temáis!, al contrario, expresarlo con libertad, porque toda esta diversidad forma las columnas que sostendrán la escuela.

Desde la luz os seguimos en todo momento; vuestro camino ya está completamente definido, ¡no temáis!. ¿Qué debéis hacer?, en palabras del Divino Maestro: Hacer vivir el Reino de los Cielos en vosotros mismos; ser como ángeles que representen al Padre en cada una de las situaciones del día a día; mas ésto no significa que debáis ser perfectos, porque aún los ángeles no lo son; significa que logréis encontrar a Dios dentro de vosotros mismos, que logréis sentir cómo el poder infinito del Padre os envuelve a todos.

¡Cuidado!, que si ésto no lo sentís significa que hay grietas en las columnas, que sois vosotros; ser francos con vuestros mismos hermanos para que ellos, con ayuda de nosotros y del Divino Maestro, os quitemos estas ideas y os ayudemos a que viváis el Reino de los Cielos en vosotros mismos.

 Filón



El Amor que Redime

Vive la vida con la tranquilidad de quien es enseñado y llevado por la Eterna Ley. Busca en tu interior la voz sin ruido que habla y que plasma en pensamientos y hechos su Voluntad Soberana. El Amor es el vehículo que te lleva a la cima del camino que vienes siguiendo.

La vida es una experiencia de Amor, una enseñanza poderosa que nos abre las puertas al Reino del Amor Inmortal. La vida que hoy llevas es la consecuencia de los caminos que has seguido y la causa de lo que será tu futuro.

Toda alma no camina por los mismos senderos, pero cada una debe llegar al mismo punto: la Unificación. En cada ser, cualquiera que sea, vive pleno el amor inmortal, sólo que duerme y es la vida quien despierta al ser en sus anhelos eternos de ser Uno como lo era y lo será.

Alma, piensa, razona, de qué forma sino amando pude llegar el hombre a alcanzar la cima de sus anhelos?. El amor es el camino, de él todo depende en el ascenso que se llama evolución. Amar por encima de todo es la consigna; amar a Dios es amar su creación, sus leyes, sus hijos; amar al prójimo como a ti mismo, es el camino que más nos acerca a la Unificación, destino final de todo caminante.

Vive esta doctrina y no practiques otra más; todo está en ésto encerrado. Los cielos infinitos se abrirán si el alma ama lo suficiente, porque tal es la Ley.

Ser hijo del Amor implica ser un mensajero de Él mismo; ama, piensa en amor, actúa en amor, vuélvete en Amor y entonces tus obras serán las obras del Padre, tu amor, el amor del Padre, tus pensamientos, los pensamientos del Padre.

La mejor forma de enseñar, de guiar, de atraer almas al camino espiritual, es con el amor que emitas, que transmitas, que plasmes en obras, palabras y pensamientos.

Es el Amor el camino que redime. Es el Amor una antorcha poderosa que tiene el poder de iluminarlo todo, de aclararlo todo, de encender más fuego, de impulsar a los seres. ¿Cómo amar?. El amor es Uno, sólo debes dejarlo salir y éste te remontará a lugares que no creías ni esperabas. El Amor es el fin de tu obra, encuéntrale en ti mismo, quita lo que impida que surja, que brille, que irradie, y así el Amor del Padre se unirá con tu amor y formarán una alianza perfecta; el Amor es la Unidad perfecta. Búscalo y no busques nada más, que si le encuentras todo lo demás será para ti, por añadidura.




La Entrega al Amor

Los Hombres de Dios caminan por caminos estrechos, difíciles, llenos de grandes renunciamientos; pero estos caminos sólo conducen a haceros puros, diáfanos.

Es hora de que contempléis el camino con ojos de esperanza y optimismo; ya que éste será quien os abra la puerta al Reino de la Luz Inmortal.

Vais confiados si vais conmigo; vais a salvo si seguís mi voz. No temáis seguidme; si queréis ver al Amor aceptad el destino: no se puede servir a dos señores porque uno será lascivia y engaño, y el otro será salvación y luz.

Pensad en que todo lo que tenéis es para Dios, y así perderlo sólo será aceptar que Él ya lo recibió; y si aceptáis darlo todo con amor a Él, Él os dará a cambio su Luz. Y decidme, ¿cuánto vale la Luz de Dios, podéis comprarla?

Este camino no es de humanos, es de chispas radiantes de la Eterna Realidad, donde dolor y amor es lo mismo, donde trabajo y luz es equivalente. ¿Me amáis? ¿Creéis en mí? Entonces no os apeguéis más, sed libres, sed el vaso que reciba la Luz de mí y la lleve a todos.

¿Qué teméis? ¿Pensáis que es muy pesada esta carga para vosotros? No, todos la hemos llevado un día. ¿Queréis serme fiel? Entregaros a mí, sed míos y yo seré vuestro. ¿Temeréis el entregaros al señor del mundo?. ¿Hay acaso otro señor?.

Venid a mí, yo os daré Vida Eterna y podréis emprender con fe y esperanza los retos del camino. ¿No habéis dicho vosotros mismos que el camino es igual para todos? ¿Podríais no vivir la tentación? ¿Me amáis sobre todas las cosas? ¿Seréis mis discípulos?.



La Fuerza Espiritual

Hermanos de mi corazón, el amor del Maestro os protege siempre; ese amor es un efluvio que nos cuida de caer en abismos tan profundos que no logremos salir, o perdamos de vista nuestro objetivo.

Caminar entre las sombras de este mundo, que casi llega a la oscuridad, es angustioso bajo todo punto de vista, mas es allí donde las almas encuentran, en el calor de ese corazón amado, la fuerza y la claridad para seguir; fuerza para soportar el día a día, y la claridad para no andar en errores y siempre caminar con la verdad.

Esta humanidad que conocéis dista mucho de ser la humanidad propia de un mundo de la luz, donde la fraternidad sea completa y donde todos vivan acordes con el ideal de lo que son, exaltando el amor del Padre por encima de todas las cosas; lejos está la humanidad de comprender estos ideales y pocas almas los comprenden, y aquellos que los comprenden sufren la soledad de la incomprensión de sus hermanos cuando se sienten invadidos de tinieblas –que a veces espantan y llenan de miedo–.

La fuerza encerrada en el Amor os hará pasar esta jornada; la fuerza encerrada en el Amor es un misterio que pocos conocen, porque pocos han querido explorar más allá el Amor del Padre; tan pocos lo conocen, tan pocos lo valoran, tan pocos quieren comprenderlo, y de aquí que tan pocos hablen de la fuerza encerrada en el Amor. La fuerza encerrada en el Amor es la capacidad de saltar todos los abismos, de sufrir todas las tempestades, de caminar con paso firme, de dejar atrás lo que hay que dejar atrás y de buscar con ahínco todo lo que hay que buscar.

La fuerza espiritual es simple consecuencia de amar por encima de todas las cosas al Ideal; en el amor al Ideal está la fuerza que la humanidad busca en prácticas sin sentido. Amar es pasar por encima de todos los abismos, pero uno no puede amar lo que no conoce; uno debe primero conocerlo y estar seguro de que nuestro corazón encuentra eco en ese otro corazón, intangible. Las palabras carecen de sentido, muchas veces, si no las llevamos a acciones concretas.

La fuerza espiritual os hará ser fuertes cuando haya que serlo, os hará dominar grupos cuando debáis hacerlo, os hará ser tan fuertes como robles cuando llegue la tempestad; la fuerza espiritual la conseguiréis cuando os unáis tanto al Ideal, que el Ideal se haga uno en vosotros y vosotros uno con él; ¿qué es hacerse uno con el ideal?, es la capacidad de entregar nuestra voluntad a la de Dios, de esperar sólo de Él, es la capacidad de amarlo todo por el hecho de ser Él, es la capacidad de confiar en Él pese a todas las dudas, es la capacidad de enseñar con nuestros actos el Ideal; es un Ideal que implique vivir en Amor y buscar la luz tan fuertemente que nuestras almas se sacien de ella y, llenas de luz, brillen en las tinieblas.

No tengáis miedo de alumbrar, porque a eso habéis venido; no tengáis miedo de sentiros extraños a todo, porque no sois de este mundo; no tengáis miedo de que el mundo que vosotros veis se desvanezca, porque sólo Dios permanecerá; no tengáis miedo de ver el dolor alrededor de vosotros, porque ése es el dolor redentor; no tengáis miedo de amar hasta el delirio, porque el amor siempre exigirá más, porque el amor nunca se cansa de amar.

Que la paz del Divino Maestro os acompañe hermanos, en aquellos apostolados que vosotros veréis venir de rumbos aún no del todo claros. Vuestra hermana:

Walkiria de Kiffauser



Las Pruebas del Camino Espiritual

Amar es mucho más fuerte que simplemente dejar que nuestras vidas sean llevadas por el pensamiento de Dios; amar implica, además, la aceptación voluntaria de ese camino, y aceptar un camino –que afirmamos ser el camino del Amor– nunca puede implicar hablar mal de él o temerle; al contrario, implica la felicidad llevada a extremo porque la Eterna Potencia, infinita entre todo lo infinito, grande entre todo lo grande, quiera guiar a una pequeña criatura que nada es; y quiera guiarla por sus caminos y quiera hacerla partícipe de sus designios.

Si amamos al Ideal debemos seguirlo con fe, con alegría y con amor; y con la claridad de que es un don infinitamente grande, que la Eterna Potencia nos esté guiando al cumplimiento de nuestros caminos, de nuestras metas y de nuestras misiones como espíritus.

El amor encerrado en las dificultades debe ser alabado, nunca temido; ¿quién puede temer el amor supremo del Padre, sino aquel que no le ama?; quien no ama al amor le teme, quien le ama no solamente se entrega a su cuidado sino que además se siente infinitamente regalado, porque ese amor quiera cuidarlo al punto en que quiere conducirlo por su propia mano. He ahí una nueva concepción del camino espiritual, no como una cadena forzosa que nada tiene que ver con Dios, y que es fruto de nuestras debilidades humanas que hace que veamos en el amor cadenas, cuando lo único que quiere hacer el amor es darnos la libertad; libertad que conseguiremos cuando nuestro yo inferior no nos ponga las cadenas que impiden que nuestra fuerza, nuestra luz y nuestro amor surjan; cadenas que nos impiden ser verdaderos espíritus, hijos del altísimo –es ésto lo que enseña el mundo espiritual, la verdadera libertad–.

Si le teméis a esa prueba espiritual es, o que no le conocéis, o que realmente no le deseáis; porque allí quien tiene el control de la vida es el yo inferior que quiere seguir apresando a la esencia Divina para que no brille. El amor y el dolor cortan estas cadenas, liberándonos y haciéndonos volar al infinito; amemos ese amor y no le temamos, y así podremos decir que amamos al Padre por encima de todas las cosas, por encima de nosotros mismos, con la certeza que el Padre sólo quiere llevarnos a su reino inmortal que está más allá de las estrellas, que nuestra mente humana niega, buscando la satisfacción de su deseo en la oscuridad que la rodea.

Vuestro hermano que os ama:

 Senio



Frases de Sabiduría

Estas son frases, dictadas por los Maestros en momentos de confusión, que buscaban alumbrar nuestros pasos para que encontráramos el senderillo estrecho del amor verdadero y eterno.

La fe se alcanza con la fortaleza, el empeño y la paciencia que el alma debe buscar en la oración.

La fe es algo que se consigue con el trabajo continuo de estudiarnos a nosotros mismos y de desbrozar aquellas cosas por las que la duda surge.

No temas que el amor está contigo; desde que te fortalezcas y busques la Luz del Altísimo en cada paso de tu vida no habrá porqué temer, aunque el mundo se disuelva a tus pies.

Orar es el arma con que cuentas para vencer la duda que, en últimas, es el vencimiento de tu propio egoísmo.

La Luz llega cuando el alma anhelante la espera y la pide pacientemente, sólo así la Divinidad prueba qué tanto el alma la busca verdaderamente.

Ser feliz requiere de muchos sacrificios, de vencer los propios deseos, incluso los más escondidos, para así entregarse de lleno a la Divinidad, sin dejar nada para vosotros.

La felicidad sólo se puede alcanzar en el Altísimo, lo demás son sombras que llenan de tinieblas el camino y lo hacen doloroso.

La paz y la humildad van de la mano, una y otra forman parte del concierto inefable del amor, pensar en la humildad es buscar la paz y la dicha certera, porque en ella la Divinidad se hará escuchar.

Sirve bien al prójimo, lo que significa: ámalo como te amas a ti mismo; siempre piensa que espera esa persona de ti, cómo puedes tú amarlo como te amas a ti mismo, y nunca hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti, lo que significa: que cuando vayas a hacer cualquier cosa, piensa si a ti en esa posición te gustaría que te hicieran lo mismo o te dijeran lo mismo.

Piensa siempre que viniste a servir, no a que te sirvieran y verás que encontrarás la felicidad que nunca has encontrado; servir exige que tú trabajes y te formes, y para éso necesitas del estudio de ti mismo y de la oración; servir es el único camino que lleva a la felicidad, no lo olvides y siempre que puedas enséñalo.

¡Cuidado con la soberbia!, ¡cuidado con el juicio!, ¡cuidado con el pesimismo!, son tres sentimientos de la oscuridad que pueden destruir todo lo que has construido en una larga vida de sacrificios.

El egoísmo es fruto de no haberte vencido y de guardar todavía algunas cosas para ti, cuando todas deberías entregárselas a la Divinidad.

Este mundo es de expiación; el dolor es el crisol que nos purifica; el oro está puro cuando lo está, no antes, y por sacar apresuradamente el oro sólo haces que se dañe; no le temas al sufrimiento cuando no lo puedas detener.

Piensa siempre que el pesimismo es de la oscuridad, no de la Luz, cuando haya un pensamiento pesimista explóralo y elimínalo.

Saber ver aquellas cosas que obstaculizan nuestro camino es un ejercicio arduo pero certero, si persistimos en él logrando cambiar hábitos, defectos y costumbres que no nos dejan estar a tono con el pensamiento de Dios.

No señales los errores de los que están a tu alrededor, que esos no te corresponde arreglarlos, concentra tu mirada en tus propias dificultades y defectos, porque mirar hacia afuera puede desviarte del camino.

No mires los defectos ajenos, puesto que éstos no te corresponde cambiarlos, pero sí dedícate con esmero a corregir los tuyos propios que son éstos los que te debes preocupar por solucionar.

Para llegar al Amor debes seguir por un senderillo tortuoso, lleno de zarzales que ahogan y hacen sollozar, pero la recompensa al final es Él mismo, es la Divinidad misma, por la que vale la pena entregar hasta la vida misma y nuestra propia voluntad.

La Sabiduría es obrar con acierto y con conocimiento según el pensar de Dios; es caminar según la Ley, obedeciendo a sus decretos.

Benditos sean los que con su pensamiento ayuden al prójimo a encaminarse por los caminos de la Ley Eterna, que los conducirá a la dicha imperecedera.

Busca la Luz del Cristo y derrámala en tu entorno, amando y enseñando su mandato de Amor, para que así sean más las almas iluminadas con la Divina antorcha de la Verdad, y sean menos las que perezcan en la fatal inconsciencia del crimen, el odio y el desamor.

Amas es ser consuelo para los que sufren y ejemplo para todos, y con ésto poder ser una lámpara viva que dé su Luz en la densa oscuridad que nos rodea.

Ensayad el Amor, cumplid la Ley, derramad la paz y con éso crearéis a vuestro alrededor un mundo de Luz que es lo que vence las tinieblas.

La Verdad reposa en la Ley Divina emanada del Altísimo, inmodificable, que garantiza la dicha de cuántos la sigan, la estudien y la busquen. Sed lámparas vivas de esta Verdad y habreis ayudado a la obra redentora del Cristo.



Negarnos a Nosotros Mismos

Yo dije, “El reino de los cielos está cerca”, y el reino de los cielos está en el corazón de cada uno de vosotros.

Yo dije, “que la paz sea con vosotros”, y la paz está en que os améis los unos a los otros como yo os amé.

Yo dije, “mis ovejas serán dispersadas”, y un día todas fueron alejadas

Yo dije, “niégate a ti mismo y sígueme”. El camino espiritual verdadero es la negación de nosotros mismos; porque sólo si el alma se entrega a la Voluntad de Dios, alcanzará la cumbre. “Negarse a sí mismos” es aceptar la cruz, es aceptar que si vamos a subir a Dios, nuestros deseos y nuestros gustos particulares serán el lastre y las cadenas que debemos cortar.

Amar es entregarlo todo; Amar a Dios sobre todas las cosas es darlo todo por Él, y Él lo dará todo por quien a Él se acoge.



Vida Contemplativa y Unión con Dios

Llega una hora nueva para todos; una hora donde el Amor Supremo se volcará sobre todo aquel que sea capaz de percibirlo. En esa hora os sentiréis vivir en un cielo, no en una tierra.

Sin embargo, hermanos, aún no es llegado ese tiempo, porque primero debe ser la hora de la Justicia, y por ello sentís a veces que una fuerte carga os agobia y os impide tender el vuelo.

Quiero vaciar una idea en esta hora, que por Ley soy yo quien acude a vosotros para animaros en vuestras luchas, dudas y en la dura tarea que representa ser una lámpara del Cristo en este mundo tan convulsionado. Os hablaré sobre la necesidad de una vida contemplativa y la necesidad de la unión con Dios.

Vida contemplativa significa dar el espacio –día a día– para que vuestra alma tienda vuelo hacia aquello que presiente más allá; es la necesidad de la oración diaria, pero no sólo de unos breves minutos o de manera mental; ya sabéis que la verdadera oración es un encuentro del alma con el mundo espiritual, con el Amor que ella logra sentir en sí misma y en todo cuanto existe sólo por el hecho de buscar a Dios con la humildad y el amor de un hijo, con el respeto por lo sagrado, con la serenidad de saberse amada y escuchada. Esta oración diaria es la vida del espíritu que se siente desterrado en horas como las que vosotros atravesáis. Es un momento también de encuentro, para que podamos nosotros aliviaros de vuestras penas, cargas y juntos unirnos en una sóla oración: la oración de quien se sabe hijo del Amor y quiere hacer que el Amor reine en su vida.

Ahora, debéis estar todos más unidos a Dios que nunca; esa unión está contenida en la voluntad firme de no pretender caminar por vuestra propia cuenta sino, por lo contrario, buscar que sean los acontecimientos no buscados por vosotros quienes os marquen el camino a seguir; está contenida en la tranquilidad como dejaréis que los acontecimientos se sucedan; cumplid vuestro deber siempre, mas no os apeguéis a aquellas cosas que no son más que una circunstancia en vuestra vida actual, que tan fácil como llegó se irá. Es deber darle a cada cosa su justo valor; dejad que las cosas sucedan como deben suceder y sólo esperad en el Amor, sin dejar que el mundo exterior os haga perder el camino que voluntariamente habéis decidido tomar.

Que esta pequeña intimidad os permita recuperar la paz esencial en momentos de finalización y comienzo; si no sois del mundo, dejad que el Padre, que todo lo puede, ordene vuestra vida como es su voluntad. Nuestro deber está en luchar por ser, cada vez más, lámparas puras por donde el Amor de Dios pueda llegar a todos los que no lo tienen aún y no saben donde buscarlo.

Nebai



El Verbo

Yo soy el Verbo Eterno, la Bondad sin fin, que derramo mis infinitas gotas de Amor sobre el alma cansada que me escucha.

Yo soy el Amigo Eterno, que siempre está ahí.

Yo soy la Verdad, Inmutable, Eterna.

Soy el fruto del Amor y enseñé siempre la Verdad.

Soy el ruiseñor que toca pacientemente a las puertas de todos y espero por siempre una oportunidad para poder actuar.

Soy la Vida, que es Eterna y Verdadera.

Soy el alimento, y quien coma de mí no tendrá hambre jamás.

Soy la Bondad; quien me busca y espera me tiene; nunca falto a esta promesa.

El Cristo espera pacientemente a que le llamen, a que le dejen actuar. El Cristo sólo exige a cambió el Amar; quien crea y ame verá al Cristo, y con Él llegará a ver la Verdad; quien no crea, ni ame, sólo verá tinieblas en sus días.

Yo, el Cristo, enseñaré la Verdad a quien me busque y le daré alimento Eterno.

El Cristo habla sin ser oído, sin ser seguido. Para escucharme, para seguirme, deja atrás tu propio bienestar y entrégate a mi Obra. Dadme una mano para ser vasija que reciba mi Luz para que ésta se irradie a todos, buenos o malos, justos o injustos, creyentes o incrédulos.

Yo, el Amor, os llamo. Golpeo con fuerza en vuestras vidas. Escuchad, comprended la Verdad: somos una misma familia, todos hermanos, todos uno.

Sed mi vasija en estos momentos. Dejadme alumbraros, dejadme irradiaros, escuchad mi voz, seguid mi camino. El Cristo se revela a quienes se han negado a sí mismos y quieren ser espejos de mi Luz, de mi Verdad. Los que me sigan serán los cirios del nuevo alumbramiento, donde el Padre y todos sus hijos serán una verdadera familia; todos Uno; todos felices.

Mi corazón sufre con vuestras vidas, con vuestra oscuridad, con los sacrificios sin sentido. Observaros, contemplaros, ¿sois felices?, ¿habéis logrado la paz?, ¿sois hermanos entre sí?.

Si la respuesta es no, recordad: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Yo soy la Bondad que se regala a quien la quiera tomar. En mí, vuestro corazón brillará por siempre. Seremos uno todos, la hermandad de Dios.

Sed mis pastores y guiad a sus ovejas donde Yo, el Cristo, pueda alumbrarlas; traedlas a mí y yo les daré Vida Eterna. Yo, el Cristo, lo aseguro: quien camine por mí no estará solo, yo seré vuestra Lámpara Eterna, vuestro Guía de Siempre.

Paz y Amor. Que el Padre celestial os guíe y bendiga. Hermanos de siempre, recordad: soy vuestro por los tiempos pasados, presentes y futuros. Mi amor está siempre con vosotros.



Ser Reflejos del Mensaje

El camino al reino de los cielos que yo vine a enseñar, nos lleva más allá de las estrellas del inmenso universo. Todos por derecho propio sois invitados a entrar en él; allí dentro, sólo la felicidad y el amor os espera. Sin embargo, para poder entrar se requiere que el alma sea ya esencia pura; vencidas las pasiones y la ambición que ciegan a las almas para comprender cuál es su verdadera naturaleza, el Amor.

El mundo exterior ha sido para todos un ambiente de violencia, de desamor, de conflictos, que ha hecho creer que el amor verdadero no existe. Los seres humanos crecen compitiendo con todos, ganándose su lugar por la fuerza y con injusticias; sin embargo, el alma no logra ser feliz pese a todos sus logros materiales.

Sembrar un camino donde el amor vuelva a florecer, donde todos seamos uno no es fácil. Por ello vine yo y muchas almas ejemplares que lograron demarcar con su sangre, con su sacrificio e infinito amor ese camino. Hoy, siglos después de tantos sacrificios, el camino ha perdurado pero pocos lo han verdaderamente seguido.

Los días venideros traerán la consolidación de nuestro sueño: ¡Toda la humanidad sentada a una misma mesa en cuya cabecera yace Dios, único regidor de nuestro destino!. Con esa idea, yo soñé muchas noches y sé que mis discípulos de todas las épocas lo han vislumbrado también. Hoy ya se percibe la consolidación de ese día donde el amor, la paz y la justicia renazcan para todos.

Pero no todos irán a esta cita. Ninguna ley obliga a nadie a caminar; es sólo el libre albedrío de cada uno, el que los lleva a andar los senderos que yo marqué con mi enseñanza. Pocos son los que hoy comprenden el mensaje; pocos, como los que se han sacrificado por el resto sin esperar recompensa.

Mi alma se conmueve al ver la oscuridad en que este mundo permanece, volviéndose, en ocasiones, más ciego y más egoísta. Hoy, ya no hay tiempo de sembrar de nuevo, es la hora de recoger la cosecha. Quienes aman de verdad, sean fuertes una vez más, y prepárense para cambiar su vida, entregándolo todo por el amor y mostrándoles el camino a los que aún no lo ven; ya sabéis que ésa es la esencia de la felicidad.

Los días venideros traerán muchas novedades para todo el mundo. Mis seguidores ya comienzan a despertar; yo les ayudaré desde aquí, llamándoles; serán todos uno y yo uno con todos. La esencia de mis discípulos es la perfección de las obras: la virtud. Con la virtud serán reflejos del Dios Amor, y llevarán el último destello de luz en la oscuridad reinante, antes de que amanezca para todos.

Todos debéis ser llamas vivas del mensaje del Padre; sed fuertes, sed reflejo de éste. Yo os ayudaré en todo; yo y mis ángeles estamos más cerca que nunca de vosotros, trayendo el mensaje y la luz del cielo, para alumbraros a vosotros primero y a todos a través de vosotros.

Buscadme en la oración, allí me encontraréis todos sin excepción. Sed lumbre viva, sed los heraldos del Padre, llevando su mensaje con obras y con la verdad en todo lo que hagáis.

Paz, Amor y Esperanza. Yo estoy con vosotros, no me he ido y no me iré jamás.



Sembrar el Mensaje

El mensaje es como una planta, nace en tierra firme y crece fuertemente; con los años, la semilla se ha trasformado en un árbol que en nada se parece a ésta.

Este árbol sirve de sostén de las aves y da su fruto a todo el que quiere comer de él; pero como todo en la vida tiene un fin, este árbol tiene que morir, y antes de morir arroja al viento nuevas semillas.

Las semillas llevadas por el viento van a caer a lugares inesperados; algunos son demasiado secos y otros demasiado húmedos, muchas semillas se pierden sin nunca florecer. El buen agricultor sabe tomar las semillas antes que el árbol desaparezca y las coloca en la tierra fértil donde podrán surgir de nuevo; muchas noches pasarán mientras estas semillas comienzan su lento despertar; muchos días pasarán mientras estas semillas crecen un poco más formando el árbol que yacía oculto en su interior.

Al principio el árbol es frágil; frágil porque no ha crecido. Pero un día, el árbol crecerá y su tallo frágil se tornará fuerte. Allí el árbol se volverá indestructible; tormentas pasarán, pero el árbol seguirá firme.

Pero los árboles también pueden podrirse, y se pudren desde adentro; lucen fuertes por fuera pero la podredumbre ya esta en ellos; y un día, en el silencio del bosque, cuando nadie espera nada, se oye un ruido agudo y el árbol cae destrozado; estos árboles no dan semilla y la madera tampoco es buena porque podrida se despedaza fácilmente.

Es hora de la gran siembra esperada por milenios. ¿Seréis capaces de sembrar árboles fuertes?, o ¿vuestra siembra serán árboles que se pudrirán después?, o, ¿árboles que nunca llegarán a ser grandes, porque serán arrancados de raíz en la debilidad de su etapa inicial?, ¿o árboles que ni siquiera nacerán porque vosotros no sabréis donde sembrar la semilla?

Semillas mal sembradas, semillas que se pierden.

Buenas noches,

Melchor de Horeb



Buscar la Sabiduría

La Divinidad me concede breves minutos para esbozaros algo que debéis saber: el continente Lemur fue el primero que recibió la Luz Divina, a él llegaron todos los amadores del Cristo de esa hora; fue la primera gran siembra. La humanidad era un planeta muy joven y, por lo tanto, en breve tiempo, no se podía transformar el mundo en una sociedad avanzada, a duras penas se dejaron esbozadas las bases –pero la primera de ellas, y la más importante, fue la Sabiduría–; los flámenes surgieron, y han venido desde entonces hasta ahora (uno tras otro) continuando con la siembra en silencio –que es traer la Sabiduría de los Cielos a la Tierra–.

Después, la siembra continuó en la Atlántida, y todos los amadores fueron allá; en las puertas de oro de Manha Ethel, floreció al cien por cien la Sabiduría, nuevamente traída por todos los que, en ese tiempo, se sacrificaron para ser puentes de la Luz entre el Cielo y la Tierra; desde los profetas Blancos hasta los Dacktylos de la prehistoria, la Sabiduría fue llevada del Cielo a la Tierra, y la humanidad creció y desarrolló la Ciencia, el Arte y la Filosofía.

Después comenzó una nueva era, en el país de Mesopotamia y a orillas del Nilo, de nuevo los amadores fueron enviados y los espíritus de la Alianza del Cristo sembraron y establecieron las bases de una humanidad venidera; los Kobdas, con sus leyes sin par, fueron nuevamente los puentes, trayendo la Sabiduría de los Mundos de la Luz a los Mundos primitivos. Se establecieron las bases de las sociedades que, en el futuro, deberían albergar a todos los hombres de esta Tierra.

Ya en concreto, se eligieron dos lugares en la Tierra, que por su alto desarrollo, serían los portadores de la Luz hasta el final de los tiempos: India, donde se establecieron los Flámenes desde Lemuria y donde por dos veces bajó el verbo de Dios a alumbrar con su palabra el camino a seguir; y un pueblo nacido del deseo del Verbo de Dios, el Pueblo de Israel, que sería el precursor ante la humanidad de un nuevo Orden de ver a Dios, y de establecer el Amor entre los hermanos; el sello final del Verbo de Dios en esta humanidad ocurrió hace 2.000 años, y en esa hora, con su sacrificio, cerró un pacto que sería el comienzo de una doctrina conocida por todos, donde toda la Tierra se uniera en un mismo ideal, “El Cristianismo”.

En 20 siglos, los Amadores han seguido viniendo, han seguido sembrando, han seguido arando el camino; nombres pasan como estrellas por mi mente en esta hora, cada uno siendo el centro de un nuevo movimiento, de un nuevo cambio, de una nueva revelación.

En esta última hora de Jesús de Nazareth, fueron los Esenios los últimos en traer la Sabiduría a la Tierra; después fue la siembra de sus amadores. Pero la Sabiduría se ha ido perdiendo; lentamente, se han ido borrando los conceptos y hoy, cerca de final de ciclo, esta Sabiduría ha vuelto ha renacer, pero tergiversada y no de mano de los Amadores del Cristo, ni de los Espíritus de la Alianza, surgió, sí, de la manipulación de mentes inconscientes, y de espíritus oscuros, que quieren sembrar un nuevo orden, distinto al Verdadero y Eterno que el Divino Maestro en sus nueve venidas sembró con su sangre, con sus lágrimas y con su corazón, hecho pedazos por la inconsciencia humana –aquel que todos los mártires de todas las edades han derramado, no es el que se dará a conocer a la humanidad en este momento–.

Disfrazadas en conceptos espirituales, yacen las grandes mentiras, que sólo causan atraso y muy pocas veces avance, y aquellos que quieren levantar en alto la Verdad, se confunden y pierden validez ante una turba gigantesca de teorías que en nada llevan el hombre a la felicidad; las religiones modernas distan mucho de ser, realmente, caminos entre la Tierra y los Cielos, son más construcciones filosóficas que buscan definir un mensaje, pero que no logran traer la Sabiduría a la Tierra, la Sabiduría se pierde, porque muy pocos logran llegar por ella –por el alto precio que exige–.

Finalmente se dio el último de los pasos, que fue la escritura de los libros que conforman la Historia del Mesías en este planeta: Abel, Moisés y Jhasua aparecen resaltados de nuevo en las páginas de los libros que vosotros conocéis, pero esto aún no basta para llevar a la humanidad a la Sabiduría Verdadera –la obra no está completa–; es necesario aún sembrar más, es necesario aún buscar a la Sabiduría Divina que yace Eternamente esperando que almas suficientemente preparadas vayan por ella, para que esta Sabiduría sea entregada a la Tierra que la recibirá en la medida de sus capacidades.

¿Seréis capaces de ahondar en esa Sabiduría Divina y traerla de nuevo al mundo?

Gamaliel

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