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Este pensamiento fue escrito, en conmemoración del Jesús Crucificado, por el gran poeta árabe el viernes santo de 1916. Es un bello concepto que les comparto:
?La humanidad ve a Jesús el Nazareno nacer como los pobres, vivir como los humildes, sufrir como los débiles todos los escarnios, e ir a la cruz como un criminal; y lo llora y se lamenta y lo mira con compasión, siendo esto todo lo que hace para honrarlo.
Y aunque Jesús era fuerte, van ya diecinueve siglos en el curso de los cuales la humanidad adora la debilidad en la persona de Jesús, porque ella no entiende el sentido de su verdadera fuerza.
No vivió Jesús como un pobre lleno de miedo, ni murió quejándose del dolor, sino que vivió como un revolucionario, fue como un rebelde, y murió como un gigante.
No era Jesús un ave con las alas rotas, sino una violenta tempestad que al desencadenarse, hacía pedazos todas las alas torcidas.
No tuvo Jesús miedo a sus perseguidores, ni a sus enemigos, ni se quejó ante sus verdugos, sino que fue fuerte y libre ante todos los testigos, y valiente ante la injusticia y el despotismo.
No descendió de las esferas de la luz para demoler moradas y construir con sus piedras templos y monasterios, o para halagar a los hombres fuertes y convencerlos para que abracen órdenes sacerdotales, sino que vino para sembrar en este mundo un espíritu nuevo, capaz de echar abajo las bases de los tronos levantados sobre cadáveres, y para destruir los palacios construidos sobre sepulcros, y para volver polvo a los ídolos que tienen como pedestal los cuerpos de los débiles y de los humildes.
No vino Jesús a enseñar a los hombres a construir soberbias catedrales y templos lujosos al lado de humildes cabañas, frías y oscuras, sino a hacer del corazón del hombre un templo; de su alma, un altar; y de su inteligencia, un sacerdote.
Esto es lo que hizo Jesús el Nazareno, y éstos son los principios por los cuales aceptó voluntariamente ser crucificado, y si la humanidad entendiera eso, sentiría hoy una gran alegría y entonaría himnos de victoria.
Y Tú, ¡oh gigante que estás sobre la cruz!, que miras desde las alturas del Gólgota el desfile de los siglos, que oyes el rumor eterno de los pueblos, que entiendes los sueños de la eternidad, eres sobre el madero, teñido de sangre, mucho más solemne y más majestuoso que miles de reyes sobre miles de tronos en miles de reinos. O lo que es más: eres entre la agonía y la muerte, mucho más imponente y fuerte que miles de conductores de miles de ejércitos en miles de batallas.
En tu dolor eres más alegre que la primavera engalanada con sus flores; y en tu agonía, más sereno que los ángeles en su cielo; y en medio de los flageladores, eres mucho más libre que la luz del sol.
La corona de espinas sobre tu cabeza es mucho más hermosa que la corona de Hiram; y el clavo que atraviesa tu mano, es más valioso que un escudo de oro, y las gotas de sangre que bañan tus pies, brillan con más fulgor que todas las joyas Astarte.
Perdona a esos débiles que te lloran, porque no saben que están llorándose a si mismos, y porque no saben que has destruido la muerte con la muerte, y que has dado la vida a los que yacen en los sepulcros?.
¡Que Jesús esté con nosotros!
Ultima edición por izaza el Sat Dec 06, 2014 7:14 am, editado 2 veces
Jesús para Gibrán Jalil
Publicado: Thu Aug 11, 2005 8:50 pm
carlosalejandro
Moderador
Registrado: Jun 13, 2004
Mensajes: 199
Ubicación: Argentina
Querido Hno.Izaza:
Soy un admirador del gran filósofo y poeta Kallil Gibrán. Su pensa-
miento es lúcido, conmovedor, de una sensibilidad prodigiosa.
Ese sabio ciego que está sentado a la puerta de un antiguo Tem-
plo, que ante la pregunta de un viajero que le inquiere asombra-
do por su sabiduría:¿Desde cuándo eres ciego?.-De nacimiento,
responde. El viajero inquiere.¿Como has obtenido tanto saber?.
El hombre ciego de nacimiento, coloca sus manos sobre el pecho
y le responde: "Me hice astrónomo, y observo todos estos soles,
estos astros, estas estrellas"......Gibrán manifiesta de esta mane-
ra su penetrante intuición sobre los mundos internos que viven
dentro de nuestros cuerpos, nuestros microcosmos.
En este escrito que el poeta árabe ha dedicado con profundo amor
al Divino Maestro Jesús de Nazareth, pienso que vemos en el mis-
mo una mirada distinta, un rayo de luz diverso, una faceta de la
preciosa gema que nos ofrece una perspectiva superior acerca de
la manera que en general, la humanidad contempla el holocausto
consciente del Espíritu-Luz, como oblación propiciatoria para la li-
beración del alma y del corazón humanos, aprisionados por la
inconsciencia, esa ensoñación ilusoria, mutiladora de las grandes
conquistas a que está llamado el espíritu del hombre.
Muy oportuna y hermosa tu colaboración. Desde Buenos Aires,
Argentina, te envío un fuerte abrazo fraternal.-
carlosalejandro.-
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