Queridos hermanos de un mismo Ideal:
En éste Capítulo se describe la escena vivida en la casa de Simón Lázaro, cuando todos los allí presentes, le ?veían muerto?.
Luego de ?devolver a la vida? a Simón Lázaro de la catalepsia que le produjera aquel mago de mala ley, el Maestro habla a los que están allí reunidos,
?sobre el mal uso de la ciencia y el poder en perjuicio de los semejantes y en beneficio propio ? añadió el Maestro -?
?Cosa grande y bella es cultivar los poderes internos otorgados por la Divina Sabiduría a los hombres, pero ¡ay de aquel que usa los dones de Dios para causar mal a sus semejantes! Mas le valdría no haber nacido o que las ruedas de un molino le arrastrasen a lo profundo del mar?
?Así como el que usa los poderes divinos que ha recibido, en dar la salud, en consolar todos los dolores, en llevar la paz, el amor y la esperanza a las almas, adquiere en una sola vida un caudal de purificación y de dicha, de paz y de bienaventuranza, de igual manera quien los emplea para el mal se crea para sí un abismo de desdicha, porque un crimen trae otros, hasta que la medida se colma, y no en esta tierra sino en mundos inferiores, expiará el infeliz el mal uso que hizo de los más grandes dones de Dios.?
Queridos hermanos, el estudio profundo de ésta sublime enseñanza de nuestro Maestro Jhasua, que con tanta ternura y desbordamiento de su puro corazón nos dejó para todos nosotros, nos permite comprender la imprescindible responsabilidad que nos cabe en realizar la tarea del cultivo de nuestro ?huerto interior?.
Sabemos que habita en nosotros un profundo sentimiento de amor hacia el Divino Maestro que nos empuja a seguirle en ésta hora, como seguramente lo habremos hecho en otras. Aún así, no basta con amarle si descuidamos nuestro trabajo interior ya que sólo así podremos estar seguros que nada nos desviará del camino correcto, si en ese trabajo nos dejamos guiar por Él.
?. ?¡ay de aquel que usa los dones de Dios para causar mal a sus semejantes!?
En el esfuerzo que pongamos al cultivo de lo que existe en lo profundo de nuestros corazones, para ?verlo? y ?limpiarlo? (poco a poco, sin prisa pero sin pausa), estará nuestro espíritu en mejores condiciones para discernir lo que existe en él.
No es tarea fácil descubrir ?los abrojos que tenemos para desbrozar?, produce dolor ?verlos?, produce angustias ?descubrirlos? ¡BENDIGAMOS AL SUPREMO CREADOR DE CUANTO EXISTE, POR ESOS DOLORES Y ESAS ANGUSTIAS! Será, sin dudas, la manera de alcanzar lo que Él quiere de nosotros y nuestro esfuerzo habrá dado esos frutos tan bellos y sublimes, en la conciencia absoluta que nos fueron dados para ?darlo a nuestros semejantes?, que ésa es la verdadera felicidad del espíritu!
Este ha sido mi pensamiento y mi sentimiento, inspirados por éstos párrafos llenos de profunda enseñanza, y que he querido compartir con todos ustedes, después de releerlos una y otra vez.
Porque sé que me queda mucho camino por recorrer en seguimiento del amadísimo Maestro Jhasua, El Cristo, es mi deseo profundo que, si al leer estas reflexiones, pudieran ustedes poner un poco más de luz sobre el tema, que amplíe mi comprensión, mi alma y mi corazón la recibirán como dulce lluvia amorosa!
Los abrazo desde lo hondo de mi corazón con profundo amor fraterno.
Que la Luz del Divino Maestro nos ilumine siempre.
Adryana