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Esta es la primera vez que me atrevo a escribir sobre algún capítulo de la Obra.
Pido al Supremo, me ilumine para plasmar correctamente lo que mi mente y mi corazón sienten.
Nuestra amada Mamina nos va relatando, a lo largo de las primeras páginas de éste Capítulo, los sacrificios y martirios por los cuales atravesaron, en las distintas edades de los largos siglos, los Guardianes de los Archivos escritos desde los Dacktylos a los Kobdas hasta llegar a los Esenios del Monte Tabor.
Dentro de estas revelaciones magníficas, nos relata sobre la vida de Haggeo (Anciano Servidor de Monte Tabor) y de su entusiasmo, dedicación y amor puesto en reconstruir, durante más de veinte años, ?paso a paso toda la Civilización Kobda cuyo sol central, Abel, le producía un verdadero delirio de amoroso entusiasmo...?
La Divina Ley les vuelve a poner frente a frente, en aquél Santuario del Monte Tabor, Haggeo ya con 70 años y el Divino Maestro Jhasua con 11 años. El amor fluía entre ambos al ?reconocerce? desde tan largas edades, como un puro manantial de agua fresca.
?Una Alianza milenaria de aquellas que el tiempo no destruye, y que son invulnerables a todas las hecatombes humanas...?
La lectura de cada una de las páginas de este Capítulo, leída una y otra vez, me dejó reflexionando por largo tiempo.
Mientras pensaba, mi estrecha mente, me llevó por distintos momentos, todos muy especiales. Uno de esos momentos es el que, mes a mes, nos unimos para estudiar y entender, un poco más los que más necesitamos hacerlo, la maravillosa Obra traída a nosotros por la Dulce Mamina.
Entonces entendí y pude definir ?como un reflejo de aquel amor?, el sentimiento y la emoción que me producen nuestros encuentros de estudio y comprensión. Salvando obviamente, la milenaria Sabiduría del Servidor Haggeo, acumulada por siglos y la Excelsa Personalidad de Jhasua, El Divino Maestro.
No conozco cuántas ni cuáles hayan sido las hecatombes humanas de mis siglos, sólo percibo en lo profundo de mi corazón esa ?intuición? que me dice: ?ES AQUÍ Y NO EN OTRO LUGAR DONDE DEBES ESTAR?.
Pido al Divino Maestro que ilumine mi mente y llene de amor mi corazón para que sea yo capaz de estar a la altura de estos momentos, siempre unida a Uds. mis Hermanos del Alma.
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